Los pensamientos de Grey

Los pensamientos de Grey
Relato basado en la trilogía de E.L. Jmes, Cincuenta Sombras de Grey , por 1996rosafermu

sábado, 31 de octubre de 2015

Christian Grey - EL ORIGEN - Capítulo 5 -

Tengo la boca seca. Tengo sed. Necesito beber un poco de agua.  Las personas que están en la habitación hablan. Algunas hablan entre ellas. Otras hablan solas. Grace está hablando con una chica. Sigo tumbado en la cama. La misma cama de sábanas blancas. Abro los ojos pero no me muevo. Si no me muevo quizás no se den cuenta de que estoy allí, o quizás, al menos no se den cuenta de que estoy despierto.
¿Están hablando de mí? Trato de respirar con cuidado, sin hacer ruido, y escuchar lo que dicen.

“Habéis sido aceptados en el programa de adopción, no obstante aún deberéis esperar. Debemos comprobar que no existe ningún familiar directo en vida que pudiera reclamar la custodia del chico. Debemos poder verificarlo y estar seguros de ello antes de proceder a firmar los papeles” – Es una voz entrecortada. Desganada. Triste.

“Lo entendemos. Descuide. Sin embargo, que pasa si tiene algún pariente. Un pariente cercano en vida. ¿Qué pasa si resulta que no lo hace mejor ?¿Qué pasa si también es como él?¿Qué pasa si es como ella?” – Dice otra voz. Una voz fuerte y tosca, pero también triste.

“Su madre no dejó ninguna indicación. No tenemos constancia de que hubiese ningún otro familiar. Ningún vecino conocía al padre ni a la madre. Nadie ha reclamado al chico ni nos ha aportado ninguna pista que nos pudiera servir para intentar encontrar a algún pariente”.

“Es triste decirlo, pero todo hace pensar que está sólo. La única razón por la que conocemos su nombre es porque él lo había escrito con tiza en la pared”.

¿Qué nombre? ¿A quién se refiere? Quiero abrir los ojos y preguntar de quien hablan pero me da miedo hacerlo. No quiero que me toquen. No quiero hablar con ellos.

“Pero no se preocupen. Si alguien viene a buscarlo y dispusiera de la potestad necesaria para acogerlo, personalmente me encargaré de que se haga un trabajo exhaustivo de investigación y seguimiento para asegurar el bienestar del niño allí donde esté”

Se hace el silencio. Nadie pronuncia una sola palabra durante los próximos cinco o diez minutos. ¿Se habrán dado cuenta de que estoy aquí? ¿Saben que estoy despierto? Por unos momentos temo que me hayan visto moverme.

“Bueno, en cualquier caso, por el momento solo nos queda resignarnos e intentar sobrellevarlo lo mejor posible mientras dure el periodo.” – Oigo como se marchan de la habitación.

¿Qué periodo?¿A dónde han ido? ¿Quién es  ese niño, a donde va? ¿A dónde se lo quiere llevar? Siguen hablando por el pasillo. Aún alcanzo a oírles.

“De momento, tan pronto como le podamos dar el alta y durante todo lo que dure el periodo de reasignación de custodia vivirá en una casa de acogida. Si nadie lo reclamase. Entonces, será todo suyo”

Mi cabeza comienza a dar vueltas. Hablan de mí. ¿Todo suyo?. Dejó de escuchar. Siento un vacío en el estomago. Un vacío como el que se siente al acercarse al borde de un precipicio. Tengo miedo. Me acurruco bajo las sábanas y aprieto la almohada contra mis oídos, con fuerza, utilizando las dos manos. No quiero seguir escuchando. Por suerte se alejan. Ya no consigo oírlos.
Después de un rato consigo calmarme. Pese a no haberme movido de la cama estoy cansado. Es de noche. No tardo mucho en dormirme. Cuando vuelvo a despertar hay un montón de gente en la habitación. Como todas las personas que veo, también parecen felices y tristes. No había vuelto a ver tanta gente desde el último día que estuve en casa. Todos se mueven nerviosos de un lado para otro. Grace está ahí. Ve que estoy despierto y se acerca a la cama.

“Esta es tu fiesta de bienvenida, Christian” – me dice con voz dulce. ¿Bienvenida a donde? Hace días que estoy aquí, hace días que no estoy en casa. Mete ambas manos en una bolsa de deporte que hay junto a la cama y saca una pequeña caja. La coloca con cuidado sobre mis piernas. Junto a Grace hay un hombre. No sé quién es. Me mira intrigado como si esperase con curiosidad ver cómo reacciono.

“Este es un regalo para ti. Vamos, ábrelo, te gustará.”

De repente todo el mundo se calla y tornan su atención hacia donde estoy. Todo el mundo me mira. Noto como la piel de los brazos se me eriza. No quiero hacerlo pero creo que voy a llorar. Quiero a mamá. Quiero a Car. Quiero que me dejen en paz.

“Tranquilo.“ – Intenta acariciarme la cara con la mano. Me aparto. No quiero que me toque. Sorprendida recoge la mano. Cruza los brazos y se retira hacia atrás. Tiene la cara desencajada. Noto que se ha disgustado. Se retira. La pierdo de vista cuando se mezcla con el resto de las personas que se agolpan junto a la cama. Me da igual. No quiero saber nada de ella. No quiero saber nada de nadie. Tras unos minutos de silencio, otra de las voces insiste.

“Es un regalo para ti. Vamos. Ábrelo”

Finalmente hago lo que me piden. Quizás así se marchen y me dejen en paz. Cojo el regalo y quito el papel que envuelve la caja. La abro. ¡Es una foto de Car! Car está sobre una mesa, junto a la cama. Sonrío a Car. Él me sonríe. Creo que le gusta el regalo.

“Sabemos que te gusta Car, así que le hemos hecho una foto para que puedas llevarla contigo siempre que quieras. Es para ti, puedes llevártela a la casa de acogida” ¿Cómo sabe el nombre de Car? ¿Casa? ¿De vuelta a casa con mami? ¿Dónde está mami?

Mamí no está aquí. Hace muchos días que no veo a mami. El hombre malo tampoco está ahí. Comienza a dolerme el pecho. Algo me dice que Casa no es mi Casa. La casa de mamá. Mamá no va a estar allí. Quiero preguntarles porque me obligaron a irme. Porque se  llevaron a mamá.
No puedo respirar. Solo hago ruidos. Nadie parece contento. Todos están tristes. No entiendo nada. Quiero a mamá. No quiero saber nada de ellos ni de la foto. Golpeo el marco de cristal contra la mesa que hay junto de la cama. La fotografía y el marco caen rotos al suelo. ¿Casa? Yo ya tengo una casa. Grace me mira. Esta sorprendida, pero no parece enfadada. Recoge la foto y la coloca en la mesa, junto a Car. Se agacha y de la misma bolsa de dónde sacó la foto saca dos muñecos. Los coloca también en la mesa. Junto a la foto. Junto a Car. Retira la mesa para que no pueda alcanzarlos. Intento quitarlos. Intento tirarlos al suelo. Probablemente Car no quiera ser amigo de ellos. Quizás no quiera que Grace los ponga allí. Quizás Car los odie como yo odio a todas las personas que están en la habitación.

“Cariño. Todo va a estar bien. Serás parte de su familia. Pronto.” – Grace señala a la mujer que intentó tocarme y que ahora me mira desde el otro lado de la habitación, cabizbaja y compungida.
Ya tengo una casa, y también tengo una familia. Mamá, el Hombre Malo y Car. Mis ojos comienzan a rezumar lágrimas. No consigo alcanzar a Car. No puedo ver a mami. La gente comienza a irse. Todos parecen tristes. Muy tristes. No entiendo. Quiero saber que quieren de mí.
De repente Grace se acerca a la mesa, coge a Car y lo pone en la cama, junto a mí, como si hubiese escuchado mis pensamientos. Como si supiera lo que quiero. La miro a los ojos. Quizás sepa también lo que estoy pensando… Como Mamá.

“Christian, te prometo que cuidaremos de tí de ahora en adelante. Tendrás una vida de felicidad y amor. Tendrás la vida que te mereces” – Dice Grace. No quiero escucharla más. No quiero escucharle a ella ni a nadie más. Aprieto a Car con fuerza contra mi pecho. No quiero nada de ellos. No necesito nada de ellos. Quiero a Car y a mama. A veces incluso pienso en volver a ver al Hombre Malo. También a él. Pero solo cuando no es malo. El Hombre Malo es bueno a veces.
Mis labios están otra vez secos. Grace me mira y antes de poder haber podido hacer ningún gesto me acerca una botella. Bebo. Ella sabe lo que estoy pensando. Como mamá.

“Mira. Utiliza la pajita para beber. Así.” – Hago lo que me dice. Sabe muy bien. Está frío y tiene trozos de cosas  frías. Frías y dulces. Es suave y dulce. Grace vuelve parecer contenta de nuevo. Creo que incluso he sonreído. Hace mucho tiempo que no sonreía.

“¿Mejor cariño?” – ¿Cómo sabe mi otro nombre? Quizás mamá se lo dijo… Si eso es así, significa que a mamá le gusta Grace. Eso significa que mí también podría gustarme Grace. Me cae bien. No como mama o como Car, pero es buena conmigo. Tiene un pelo bonito como el de mamá. Quiero tocarlo. No lo hago porque no se sí a ella le gustará. Grace coge los dos muñecos que había colocado junto a Car y los pone en la cama. Son de distinto color, pero se parecen a Car.
Mama dice que Car es rojo. Uno de los muñecos de Grace es amarillo, como el sol. El otro es azul claro, como el cielo. Me gustan los dos colores. Les sonrío. Me sonríen a mí. Son buenos… como Car. Espero que a Car le caigan bien porque a mí me caen bien. Se los enseño a Car. Sus nombres son Sol y Bob. A él le gustan. Le gustan también sus nombres. Quizás toda esta gente triste y contenta. Toda esta gente nueva y extraña, no sean malas personas. Sonrío. Es la segunda vez en un mismo día.








Autoría:   Versión libre de 1996rosafermu( Basada en la novela de E.L.James  Cincuenta sombras de Grey)
Fotografías: Internet

viernes, 30 de octubre de 2015

Christian Grey - EL ORIGEN - Capítulo 4 -

Tengo frío, mucho frío. Meto las manos en los bolsillos de los pantalones y me acurruco contra la pared. Siento que la cabeza va a estallarme. Estoy temblando y empapado en sudor. Es un sudor frío. Tiemblo. Mis dientes castañetean .  De repente oigo un ruido que viene de afuera. Hay alguien en la entrada intentando abrir la puerta. Me pregunto si es el Hombre Malo. Me pregunto si ha vuelto a buscar a mamá.


Trato de abrir los ojos. Mamá está donde el Hombre Malo la dejó. No se ha movido en todo este tiempo. Ni siquiera un poco. Quiero avisarle de que el Hombre Malo ha vuelto. Trato de gritar y decirle que debemos escondernos. Se me cierra la garganta. Me quedo sin aire como me ocurre cada vez que intento articular alguna palabra.

Mamá una vez me dijo que debía acostumbrarme,  no obstante,  nunca me dijo porque me ocurría. ¿Porque yo no podía hablar y los demás sí podían? Una vez mamá me dijo que cuando era bebé hablaba. Mamá me lo dijo. Yo no lo recuerdo.  Las persianas de toda la casa están bajadas. Creo que es de día pero apenas entra luz a las habitaciones. De repente la puerta se abre. La luz del sol me da en la cara. Me deslumbra. Cierro los ojos. Tras unos segundos consigo abrirlos. Hay varios hombres y una mujer en la entrada. Los veo a través del cristal del marco de la puerta. Suspiro aliviado. No es el hombre malo.

Uno de ellos empuja la puerta. El hombre malo olvidó cerrar con llave. Uno tras otros van entrando al interior de la casa. No huelen como suele oler el Hombre malo. No huelen a humo. No huelen a palos de luz. Son tres. Estoy delante de ellos pero no me ven. Cuando sus ojos se hacen a la oscuridad de la casa uno de ellos, la mujer, ve a mamá.

-“¡Dios mío!” – grita asustada al verla.

Cierro los ojos. No quiero ver qué pasa ni saber porqué grita. No huelen como él. Pero visten como él. Oigo como entran aún más personas en casa. Para cuando me doy cuenta, la habitación está llena de gente. Hace tiempo que se han dado cuenta de que estoy en la habitación. Me ignoran. Nunca había visto tanta gente junta. Todos están alrededor de mamá. La miran, pero ninguno hace ni dice nada. Uno de los hombres se gira y comienza a caminar hacia mí. Intento levantarme pero las piernas no me responden. No puedo moverme. Busco a mí alrededor. Trato de encontrar a Car. No está. ¡Car no está! Intento no llorar. No quiero llorar. No puedo llorar. Uno de ellos coge a Car.
¡Olvide coger a Car!

El estómago me da un vuelco. Quiero gritar. Quiero que lo suelte. Quiero que me lo devuelva. Car es mío. Quiero a Car.

– “Shhh, tranquilo. Todo está bien. “ – Tiene la voz demasiado dulce para ser un hombre. Es una mujer, pero va vestida como un hombre.

- “¿Cómo te llamas?” – me dice mirándome a los ojos.

Veo como un hombre levanta a mamá de la cama y la saca de su habitación. Mamá no se mueve. No hace ni dice nada. La cabeza y los brazos le cuelgan mientras la sacan en brazos de casa.
Sin que me haya dado cuenta uno de los hombres se me ha acercado por detrás. De un manotazo me coge el brazo derecho y lo agarra con fuerza. El mismo brazo. El mismo del que había tirado el Hombre Malo para arrastrarme a la sala. La articulación del hombro cruje como el muslo de un pollo guisado al retorcerlo. Siento que me voy a desmallar. Gruño. No tengo fuerzas para resistirme. Sin mucho esfuerzo el hombre me tira al suelo y me inmoviliza. Siento dolor. ¿Siento rabia. Quienes son todos esos hombres y que hacen en mi casa? De repente siento un pinchazo.
Siento como mis ojos comienzan a cerrarse. Quiero saber donde esta Car. Estará asustado. Lo sé. Probablemente esté llorando. Me despierto. Ya no tiemblo. Ya no tengo frío. No estoy en el suelo. Estoy en una cama. Una cama blanca. No es como las camas de mi casa. Es una cama diferente. Rígida. Tampoco reconozco las paredes. Cuatro cuadros adornan la habitación. Es una habitación cuadrada. Hay un cuadro en cada pared. ¿Quién los habrá pintado?

Junto a la cama hay una pecera con peces. Peces de color naranja que parecen sonreírme mientras nadan nerviosos de un lado para otro. Hay una caja al lado de mi cabeza. Una caja metálica. Hace un ruido electrónico que se repite en el tiempo a intervalos iguales de tiempo. Es un sonido parecido al ruido que hace el teléfono del Hombre Malo.

– ¡Carrick ven aquí! El niño está despierto!

El grito me sobresalta. Creo que se refieren a mí.

-“Hola Cielo” – ¿Ahora soy cielo?

Me giro y miro hacia el otro lado de la cama. Un hombre y una mujer están sentados frente a mí y me miran fijamente. La mujer se levanta y se acerca a la cama. Levanta la mano e intenta tocarme.
No me toques. No quiero que me toque. No lo hace. Pasa la mano por encima de mi cabeza y agarra algo de una repisa. ¡Es Car! En su lugar me da a Car. Lo he extrañado. Sus ojos no están rojos y sus mejillas están secas. No ha llorado. Creo que hasta se alegra de volver a verme.

– “¿Christian?” – Creía que solo mamá me llamaba así. ¿Donde está mama? Me incomoda que me llame así

“Mi nombre es Grace” – sonríe.

Tiene un gesto extraño en su cara. Es como si estuviese triste y contenta al mismo tiempo. ¿Le doy lástima? ¿Por qué le doy lástima? Estirado en la cama vuelvo a girarme. Me quedo mirando los peces.

– “¿Sabes donde estas?” – ¿Por qué insiste en hablarme?. No la conozco. No quiero hablar. No quiero hablar con ella ni con nadie.

Mama me dijo que no hablara con el Hombre Malo. Aunque nunca hablara con ella siempre me hablaba como si fuese capaz de hablar. A Mamá no le hubiera gustado que hablara con Grace. ¿Grace tiene más nombres?

- “Estas en un hospital. Estas muy enfermo, pero soy doctor y voy a hacer que te pongas bien”- El gesto de su cara cambia. Ya no sonríe. Ya no está contenta. Ahora está solo triste. El hombre sigue sentado. Grace lo mira. No sé porque están ambos aquí. No sé porque estoy yo aquí. No estoy enfermo. Una vez recuerdo que estuve resfriado. Tenía mocos y tos. Se cuando estoy enfermo, y ahora no lo estoy. Otra mujer entra en la habitación. Quiero que sea mamá. No es ella. Es otra mujer con cara triste y contenta a la vez. Una cara como la de Grace.

- “Hola cielo” – dice al entrar. ¡Ella también sabe ese nombre!

- “ Debo hacerte más tests antes de que volvamos a dormirte”. ¿Cómo va a hacer que me duerma si no estoy cansado?

Hay una cosa en mi brazo. Algo que va de mi mano a la caja. Algo que se hunde en mi piel. Quiero quitármelo. Quiero que me lo quiten. Intento decirles que lo hagan. Gruño otra vez.
Sin embargo la mujer y el hombre se limitan a mirarme con cara sonriente y triste a la vez. Todos ellos. Ninguno me ayuda. Quiero ver a mamá. Siento que los párpados me pesan. Estoy cansado.
Intento pensar pero no puedo. Estoy aturdido. Me siento mareado. Todo se vuelve negro.




Autoría:   Versión libre de 1996rosafermu( Basada en la novela de E.L.James  Cincuenta sombras de Grey)
Fotografías: Internet

jueves, 29 de octubre de 2015

Christian Grey - EL ORIGEN - Capítulo 3

Mama llevaba un rato sin haber vuelto a derramar una lágrima. No lo hizo incluso cuando el Hombre Malo llegó y entró en casa.
Mama está en el suelo. El hombre malo la patea varias veces con la punta del pie. Sin fuerza. Como si esperará que mamá le dijera algo.

Mama no se mueve. No dice nada.


“¿Qué mierda ha pasado aquí?”. Se agacha, coge a mamá y la levanta del suelo.
Se gira y me mira. Me mira a la cara con sus ojos de loco. Pienso en lanzarle a Car, pero no lo hago. No quiero hacerle daño. No quiero hacerle daño a Car.
Dejo el vaso de agua amarga que me dio mamá en el suelo. Me siento. Quiero desaparecer. Quiero que la tierra me engulla.

“¿Qué coño ha pasado?” insiste, sin apartar su mirada de mi.

No sé qué decirle. No sé a qué se refiere. Recuerdo lo que me dijo Car. Asiento con la cabeza.

“¡Jodido y retrasado subnormal!”. Otro nombre.

No digo nada. Lo único que recuerdo es a mama diciéndome que me quería, hace tan solo unas horas. Me dijo que lo sentía. ¿El qué sentía? ¿Porque lo sentía? Me dijo que fuera con ella, pero no pude. No quise.

“Cariño, mama te quiere.” “¿Me quieres?” No digo nada. Tampoco asiento con la cabeza como hice otras veces. Por favor cariño, quiero escuchar tu voz al menos una vez. Car no dice nada.
“Por lo menos acércate aquí cariño. Déjame que te dé un beso.” No quiero un beso. No quiero que me toque.

“Oh, Christian. Siempre pensé que cuando tuviera un bebe, le daría amor y podía criarlo en una bonita casa con columpios en el jardín de atrás. Pensé que podría leerle cuentos y ver como crecía.” “Lo siento cariño. Lo siento mucho.”

Sus lágrimas de repente se tornan sollozos. No quiero volver a mirarla. Miro a Car.

“Buen chico. Vete a jugar con Car. No me mires. Cuida de él”. Los sollozos se tornan llanto.

¿Cómo sabe su nombre? ¿Se lo diría mientras dormía?¿Se lo diría Car?

Me voy a la esquina de la habitación y me siento en el suelo. La respiración de mamá se acelera y su llanto desgarrado se hace cada vez más y más ruidoso. Cierro los ojos con fuerza.
Al cabo de unos minutos todo cesa. Se hace el silencio. Eso es todo lo que recuerdo.
Quiero decirle al Hombre Malo que es lo que recuerdo. No entiendo nada. Miro a car. Él tampoco entienda nada. El hombre malo coge algunas cosas y se va. Cierra la puerta. Se oye un golpe seco.
Cojo a Car, me acerco a mama. El hombre malo la levantó del suelo y la llevó a la cama. Le toco la cara y le acaricio el pelo. Esta fría. No se mueve. La cubro con una sábana. Está durmiendo. Juego con su pelo.
Ella me enseñó a hacer trenzas. Le gustan las trenzas. Le hago unas trenzas para darle una sorpresa cuando se despierte. Estoy cansado. Vuelvo al rincón del salón y abrazo a Car. Me duele la barriga. Mi boca está seca. Pegajosa. Tengo sed. Intento levantarme pero no puedo. Cierro los ojos y siento que mi estómago me duele aún más. Tengo miedo. Quiero que venga mamá. Trato de decir su nombre pero no me salen las palabras. Empujo a Car. Consigo ponerme en pié. Voy a buscar a mamá. No se despierta. No llora. No dice nada. Sus labios están azules. Mi cabeza me duele mucho. Mama puede arreglarlo. Solo tiene que levantarse pero no se mueve. No puedo respirar. Siento como mi garganta se cierra. Siento como el aire que queda dentro de mis pulmones está caliente. Estoy mareado. Comienzo a sudar. ¿Mi cuerpo está llorando? Mi piel está húmeda. No puedo abrir los ojos. No es hambre. He sentido hambre otras veces.

Mamá una vez me habló de una amiga que había tenido cuando era pequeña.

“Era una chica algo más pequeña que yo con la que jugaba en los columpios que había en el jardín de atrás de casa.” Me dijo.

Le pregunte que eran unos columpios, y ella me hizo cerrar los ojos.

“Imagina un trozo de madera con cadenas a ambos. Suspendido en el aire, colgando de la rama de un árbol, balanceándose en el aire cada vez más y más alto.”

Le pregunté si daba miedo. Me dijo que no. Me dijo que le gustaba cerrar los ojos y sentir la brisa del aire en la cara. Ella y su amiga reían, hablaban y comían helado en el columpio. Desde entonces cuando me duele el pecho, los brazos o la barriga cierro los ojos y pienso en un columpio. En lo que creo que es un columpio. Me gustaría alguna vez poder subirme a un columpio.




Autoría:   Versión libre de 1996rosafermu( Basada en la novela de E.L.James  Cincuenta sombras de Grey)
Fotografías: Internet

miércoles, 28 de octubre de 2015

Christian Grey - EL ORIGEN - Capítulo 2 -


Mamá tiene otra vez lágrimas en sus mejillas. Solloza desconsolada en un rincón de la habitación. Veo brotar de sus ojos más lágrimas que nunca.

Al llorar hace ruidos extraños. Car y yo corremos a la otra esquina de la sala. Nos escondemos bajo la mesa y nos tapamos los oídos. Quiero preguntarle a mamá porque llora pero no encuentro las palabras. Quiero hablar. Hay tantas cosas que quiero decir. Tantas palabras. Pero no puedo.
El Hombre Malo está en la habitación. Grita. Camina de forma nerviosa de un lado a otro. De repente, y sin venir a cuento, comienza a golpear las paredes.


Se acerca a mí. Me saca de un tirón de debajo de la mesa. Levanta la mano.
Duda un instante y acto seguido me pega en la cara con la palma de la mano. El chasquido del golpe se retumba en toda la casa.  Mamá grita. Le llama hijo de puta. Él le dice que la puta es ella. Que es una zorra y que por eso va a follársela.

“Voy a follarte, quieras o no” – le dice.

Intento dormir.
Cuando el Hombre malo me pegó no lloré. Ya no tengo lágrimas. Tantos gritos, golpes y ruido nos mantienen a Car y a mí despiertos. Me duele la barriga. Los guisantes que comí hacen que mis tripas se retuerzan. Vomito. El Hombre Malo monta en cólera. He vomitado. No quería vomitar. Quise explicárselo. Yo no quería. No me escucha. El Hombre Malo está ahora sobre mamá. Ella no hace ningún ruido. No hace nada. Él se mueve de atrás hacía delante. La empuja una y otra vez con sus caderas. Aprieta los dientes. Hace ruidos. Mamá no dice una sola palabra. De repente comienza a llorar. Gira la cabeza y me mira.

“Mira para otro lado cariño, no mires” – me dice. Ese soy yo, “Cariño”.

¿Qué no mire el qué? ¿A dónde se supone que tengo mirar?

Mamá comienza a gemir. Él sigue encima de ella. Obedezco a mamá y miro a Car. Lo aprieto fuerte contra mi pecho y le obligo a mirarme a mí. Ahora Car tampoco puede ver nada. Quiero decirle a Car que el Hombre Malo está haciendo daño a Mamá. Que él debería ayudarla. Abro la boca pero no consigo que de ella salga palabra alguna. De repente el Hombre Malo y mamá al fin se quedan quietos.

Él ya no se mueve. Mamá tiene sus brazos alrededor de él. Parece que le esté abrazando. El Hombre Malo nunca me ha abrazado. Solo mamá me abraza. El hombre malo se levanta. Me mira. Sus ojos son malos. Sus ojos son tan malos como él. Cojo a Car y lo abrazo con fuerza.
Me doy cuenta de que estoy abrazando tan fuerte a Car que podría estar haciéndole daño. Le miro. Me mira. Tengo miedo de haberlo aplastado. Por suerte Car está bien.

“¿Qué estas mirando capullo?” – Hoy también soy “Capullo”.

Cariño, Christian, Capullo, Bastardo. No sé de qué habla pero tengo miedo de no responder y que me vuelva a hacer daño. Asiento con la cabeza. Car me ha dicho que asienta con la cabeza, que es lo que el Hombre Malo espera de mí. Se ríe. Saca un palo de luz de bolsillo y lo enciende. Mis piernas se aflojan y comienzo a temblar. Es miedo. Vuelve a pegarle una patada a mamá.

“¿Lo ves puta?, al pequeño bastardo le gusta mirar. Quizás acabe convirtiéndose en un hombre al fin y al cabo”

Mamá. No puta. Su nombre es mamá. De nuevo muevo los labios pero no me salen las palabras.

“¡Es solo un niño, hijo de puta!”. “¡Déjame en paz!”. “¡Nunca vuelvas a hacerme esto delante de él!” – Mamá vuelve a gritar.

Me duele la cabeza. ¿Niño? ¿Otro nombre? Porque todo el mundo tiene tantos nombres? ¿No hacer el qué delante mío?

“No me hables así zorra o le pego una paliza al bastardo. Te aseguro que será mucho peor que haber mirado”. –

 El hombre malo vuelve a perder el control otra vez. Está loco. Siempre ha estado loco. Mamá no vuelve a alzar la voz. Vuelve al rincón de la habitación y comienza otra vez a llorar. ¿Puta o zorra? Creí que su nombre era mama. Quizás todos tenemos más de un nombre. Miro a Car. Está en el suelo. Lo recojo con cuidado. Car solo tiene un nombre. Me siento mal por no haberle dado también otro nombre. Me prometo a mi mismo buscar otro nombre con el que poder llamarlo.




Autoría:   Versión libre de 1996rosafermu( Basada en la novela de E.L.James  Cincuenta sombras de Grey)
Fotografías: Internet