Los pensamientos de Grey

Los pensamientos de Grey
Relato basado en la trilogía de E.L. Jmes, Cincuenta Sombras de Grey , por 1996rosafermu

miércoles, 9 de diciembre de 2015

ELLA - Capítulo 1 - Así fué

La nieve cubría las calles de Detroit y los coches circulaban despacio, con precaución. Dentro de un taxi iba una pareja en silencio. El con el rostro crispado, ella expectante.. Lentamente se encaminaban hacia el cementerio de la ciudad.  Habían llegado en avión hacía dos días, con el tiempo justo de hacer algunas averiguaciones y visitar una vieja tumba olvidada del mundo.

El taxi que les conducía hasta allí, les dejó no muy cerca del lugar al que se dirigían. El sepulcro estaba situado en una zona poco accesible. Pagaron la carrera, y cogidos de la mano buscaron un nombre.


Apenas podían  leerse  las lápidas borradas por el tiempo y cubiertas por la nieve caída . Hacía muchísimo frio. Con las manos enfundadas en los guantes, apartaban el hielo para poder ver las inscripciones. El llevaba un plano que le había dado el detective que había contratado para la localización de la sepultura.  Tardarían un buen rato en localizarla, pero al fin lo consiguieron.

De pie, uno junto al otro,  enlazaban sus manos para infundirse valor mutuamente.  Había conseguido llevarle hasta allí, aunque llevaba mucho tiempo intentándolo, y él , rechazándolo.  Pero ahora estaban frente a la losa que simplemente decía un nombre y unas fechas algo borrosas.

                                                     ELLA
                                               Nacida en Detroit en 1965
                                               Fallecida en Detroit en 1987

Nada más...,  escuetamente. Averiguaron que fue enterrada por los servicios sociales, al no contar con familiares cercanos, ó  desconocidos.

El hombre permanecía en silencio, con la mirada fija en aquellas líneas, pensando lo que todo aquello encerraba de doloroso. La mujer apoyaba su cabeza en el hombro y,  él la atrajo hacía si,  abrazándola

- Vámonos- decía a la mujer.  Nunca debimos venir
- Es triste, pero  teníamos que hacerlo. Ella vivió su propio infierno y es hora de que la perdones.  Ahora sabes el valor de ser padre y para ella no debió ser fácil recorrer ese camino, sola, sin tener siquiera un rincón en el que refugiarse.  No puedes ser tan cruel. Es hora de pasar página definitivamente, pero no lo conseguirás si sigues guardando en tu interior  rencor hacia ella.

El hombre se giró hacia su mujer y la abrazo sin poder remediar un profundo sollozo que atenazó su garganta. Se arrodilló, sin importarle la fría nieve que había en el suelo.  Ella también lo hizo; no le dejaría solo.  El lloraba, lloraba sin poder parar. Cubrió su cara con las manos y así permanecieron largo rato.  Cuando se calmó un poco, levantó la cabeza y miró a su mujer, con  infinita tristeza . Como suplicando..., como si ella pudiera aplacar el dolor  que sentía



¿ Quieres que te deje solo ?  Estaré cerca por si me necesitas - dijo ella apenada 
- No, por favor. Permanece a mi lado,  porque sin tu presencia no hubiera sido capaz de estar aquí. Ni siquiera la he traído unas flores...  Seguramente nunca las habrá tenido...
- No te atormentes. Si ella pudiera verte, no la importaría. Tú eres quién importa..., tu presencia aquí. Sabía que la querías, y la cuidabas... ¡ Eras tan pequeño !

Un grito desgarrador salió de los más profundo de su garganta pronunciando su nombre;  Ella, Ella, ¿ por qué ?
- Cielo, la vida te presenta,  a veces, cosas  que no puedes controlar y seguro que a ella le ocurrió algo para que su destino fuera tan solitario y tan triste. Salgamos de aquí

Tirando del brazo de su marido, le ayudó a levantarse.  Cuando ya se alejaban, él volvió la cabeza y con su mano enfundada en el guante, tiró un beso al aire en dirección a la tumba que guardaba los secretos y amarguras de ELLA.

Anduvieron el largo camino que les conduciría hasta la salida.  Iban muy juntos, como para darse calor mutuamente.  El,  la enlazó por la cintura  para que no se resbalara con la nieve, Allí tomaron un taxi que les condujo hasta el hotel. Cogerían  el avión a la mañana siguiente que les llevaría de regreso a su casa, a Seattle.



Ya en la habitación, llamaron a sus hijos, que extrañaban más que nunca.  Necesitaban escuchar sus vocecitas de niños pequeños, una linda parejita. El  chico,  Teddy  de cuatro años de edad, y la niña,  Phoebe., de algo menos  de dos.  Se habían quedado con la abuela paterna, encantada por ora parte, de tener a sus nietos.

A su llegada al hotel, en Recepción, les dieron  un sobre grande , de color marrón, que habían dejado para que les fuera entregado a su llegada..  El lo depositó encima de la cama

- ¿ No vas a  abrirlo? - le dijo ella
- No, nena.  Sé lo que dice,  y no me encuentro con ánimo de hacerlo ahora. Ya lo abriré.

La visita al cementerio, había sensibilizado al matrimonio.  El estaba pensativo y,  ella no sabía cómo hacer para levantar su ánimo.  Las calles no estaban en situación de pasear, no obstante le prepuso, para pasar las horas, acudir a unos grandes almacenes a comprar algún regalo para los niños. El aceptó. Necesitaba distraer sus pensamientos.



... y fue enterrada por los servicios sociales por no tener familiares cercanos

Autoría:   Versión libre de 1996rosafermu( Basada en la novela de E.L.James  Cincuenta sombras de Grey)
Fotografías: Internet

martes, 8 de diciembre de 2015

GREY: Al principio de todo - PRÓLOGO

El tiempo había transcurrido y nuestros protagonistas, habían saltado grandes barreras, habían superado inconvenientes, encuentros,  desencuentros, pero siempre habían encontrado el camino para estar juntos y juntos llegar hasta el final.  Él, por amor a ella, cedió en su terreno y conoció lo hermoso de estar enamorado,  y aprendió que ese sentimiento que le embargó nada más conocerla, era su vida y ella había sido su ángel guardián.  Ella se conoció a si misma.  Aprendió a valorarse, a dejar de lado su complejo de muchacha que no valía la pena tener en cuenta, y de la mano de Christian supo que era bonita e inteligente.  Que supo inspirar un amor tan noble y puro, que cambió la vida de él, y su percepción del cariño que recibía,  sin concesiones,  de toda su familia. El supo de la mano de ella, que era merecedor de ese amor, y que por fin podía recibir el abrazo de su madre, de Grace, porque le amaba profundamente, con ese amor de madre que todo lo perdona, que todo lo comprende y que todo admite.

Se habían casado y eran padre de dos hijos, llenando  de alegría su hogar.Supo que era capaz de educarles y ser un padre excelente, quizás algo permisivo con los caprichos de los pequeños, y que por ese motivo, muchas veces se ganaba una reprimenda de su mujer, a la que adoraba. Todo transcurría normalmente, como en cualquier familia: eran felices, sencillamente. Habían dejado atrás la anterior vida de él, aunque a veces regresaban a su antiguo hogar para disfrutar su sexualidad como ellos deseaban: libres, el uno para el otro, sabedores, ahora, del placer mutuo.

Tan sólo una cosa flotaba siempre entre los dos.  Anastasia deseaba cerrar definitivamente una parcela de la vida de su marido, que en él permanecía aún dolorosamente.  En multitud de ocasiones había planteado la situación, pero Christian, no quería ni oir hablar de ello

- Se acabó. Esa parte ya no está.  Déjalo Anastasia, no insistas

Y muchas veces salía de la habitación para refugiarse en su estudio y no escuchar lo que ella le insistía  una y otra vez: conocer la verdadera historia de su madre biológica. Qué circunstancias concurrieron en su vida para llegar al  triste final que dolorosamente, Christian tenía grabado en su mente.

Y es en ésto en lo que vamos a centrarnos.  En averiguar que fue lo que a ELLA la condujo a morir de sobredosis, dejando a un pequeño de cuatro años, totalmente desamparado.


Autoría:   Versión libre de 1996rosafermu( Basada en la novela de E.L.James  Cincuenta sombras de Grey)
Fotografías: Internet


LA TRANSFORMACIÓN - Capítulo 13

El Grace surcaba las aguas plácidamente teniendo a Christian al timón. Le encantaba navegar. Que el viento le diera en el rostro.  Se sentía libre. No pensaba en nada,  sólo en disfrutar de las salpicaduras que rebotaban en su cara.  Se adentraba con el katamarán gozando de aquel hermoso día.  En el fondo estaba satisfecho, no en si por la excursión, sino por algo más.  Por un sentimiento que ni siquiera podía describir por serle desconocido.  Su encuentro con Anastasia le había resultado agradable y tranquilizador; tenía una oportunidad más para volver a verla, con el pretexto de las fotografías. ¿ Y por qué no la invitaba abiertamente ? ¿ Una cita ?  Nunca había salido con una chica, solo Elena cuando quedaban para comer ó cenar. No obstante, tampoco tendría nada de particular invitarla a tomar un café, por ejemplo.  Esa idea se quedó fijada en su cerebro, mientras conducía el coche que le llevaría de regreso a su hotel, después de la excursión.  Tendría que esperar a que ella diera el paso de concretar el asunto de las fotos.  ¿Y  si no llamaba?   Perdería la oportunidad de volverla a ver.  Sabía todo de ella, pero no podría utilizar la excusa de pasar nuevamente por Clayton's como hoy... Y así dándole vueltas a eso se vió entregando las llaves al guarda para que aparcara su coche  de regreso  al hotel  Había pasado una tarde deliciosa. A ver si la noche era igual de buena si la señorita Steele  se decidiera  a llamarle.

Al llegar, y después de cenar,  revisaría algún documento hasta la hora de irse a la cama.  A penas había comenzado esa labor, cuando su teléfono móvil, repiqueteó. Miró quién llamaba, y sonrió al comprobar que era Anastasia

-¿ Anastasia ?
-Si, señor Grey, soy yo.  Espero no haber interrumpido su cena.  Siento llamarle tan tarde, pero no  ha sido fácil localizar a mi amigo el fotógrafo.  Resumiendo ¿ sigue el ofrecimiento de las fotos ?
- Por supuesto Anastasia. Soy un hombre de palabra
- ¿ Cuándo le vendría bien, mañana ?
-Si. Mañana sería perfecto
- Dígame dónde y a qué hora
-En el hotel en el que me hospedo y a las nueve y media sería perfecto
- Muy bien. Estaremos en el hotel listos para esa hora. Le avisaremos cuando todo esté preparado. Muchas gracias señor Grey.  No sabe la alegría que se ha llevado Kate.Ya no le entretengo más, buenas noches
-Buenas noches Anastasia. Hasta mañana - Ella colgó el teléfono nerviosa y rápida.  Él, aguardó unos instantes.

Todo estaba listo, en espera de que el misterioso señor Grey hiciera acto de presencia para comenzar la sesión.  Anastasia estaba nerviosa, y su excitación fue percibida por Kate

- ¿ Qué te ocurre, te encuentras bien ?
- Si lo que sucede es que este hombre me altera muchísimo
-Tranquilízate.  Por muy millonario que sea, no se ha comido a nadie.  Mira,  ahí entra

Despacio y seguro de sí mismo, Christian entró en la habitación y saludó a todos estrechando la mano.  Su mano y su mirada, se detuvieron  brevemente en Anastasia, y ella le miró a los ojos  como no entendiendo a qué se debía esa actitud.  Esperaba que los demás no se dieran cuenta de ello, entretenidos como estaban en terminar de colocar las luces.

- Después querría tomar un desayuno conmigo? - pidió amable Grey
- Se lo agradezco, señor Grey, pero tengo que llevarles a casa.  Todos no cabemos en el coche de Kate, y tenemos que ir en el mio también, aunque en el mío la verdad es que entran pocas cosas
- ¿ Es una excusa, señorita Steele ? Porque eso lo soluciono en un minuto-. Ella dudó por un instante, pero al final respondió
- De acuerdo señor Grey.  Tomaré un té cuando terminemos

Mientras José sacaba las fotos, sus miradas se cruzaban y al mismo tiempo Anastasia se repetía

- ¿ Por qué demonios le he dicho que si, si me pone de los nervios? Porque te gusta, te gusta mucho ¿ a quién quieres engañar? -se respondía ella misma.

Y terminaron la sesión de fotos y Taylor llevó de regreso al fotógrafo y su ayudante.  Kate condujo su coche, quedando en el aparcamiento el de Anastasia.  Y fueron a un bar cercano al hotel y allí ocuparon una mesa, y comenzaron una charla en la que Grey le hacía preguntas referente a sus estudios, a su vida en Portland, a su familia... Ella bajaba la vista cada vez que terminaba una frase. No quería mirarle frente a frente para no delatarse, para que él no se diera cuenta de lo nerviosa que estaba.

De repente por un comentario que hizo ella, Grey cortó la conversación y decidió que era el momento de cerrar  el encuentro.  Ella extrañada, paró inmediatamente su conversación, sin comprender el motivo de esa reacción.  Se levantó; se sentía ofendida ¿ a qué había venido ese corte ?

Ya en la calle y por un incidente surgido, sus cuerpos se juntaron por unos instantes, y ambos sintieron que algo había ocurrido.  Él la miraba de una forma extraña, penetrante, como nunca nadie lo había hecho .  Christian la retenía contra su pecho, inhalando su perfume y disfrutando la proximidad, pero algo debió pensar, porque inmediatamente deshizo el abrazo, y ella se separó a punto de llorar...Había esperado un beso que no llegó.

 El la vió partir con una sensación extraña, mientras ella se alejaba en dirección al aparcamiento para recoger su coche  La sensación de abandono que había sentido cuando era niño, y reclamaba la atención de su madre y no la encontraba.  La vio alejarse con la convicción de que no volverían a verse...

ACLARACIÓN:

Creo oportuno poner punto final a estas reflexiones de Christian, porque llegado hasta aquí,  todos conocemos los acontecimientos que se sucedieron.  Podrían rozar el plagio, algo que no entra en el guión.  No obstante,  y sin temor de copiar lo que  esté escrito por su autora, E.L. James,  enlazaré con el relato de la historia de la madre biológica de Christian, Cómo él llegó al mundo y cuál fue el motivo de que naciera .  Espero sigáis con atención el relato de la vida de ELLA, esa madre despreciada por él, y al final...  ( 1996rosafermu )






                                                               E  L  L  A
                                                           
Autoría:   Versión libre de 1996rosafermu( Basada en la novela de E.L.James  Cincuenta sombras de Grey)
Fotografías: Internet

lunes, 7 de diciembre de 2015

LA TRANSFORMACIÓN - Capítulo 12

Daba vueltas en la cama sin  que el sueño le rindiera.  Por fin lo consiguió, pero no fue reparador. Soñaba,  o ¿eran  pesadillas ?. Se mezclaban imágenes de varias personas que no conseguía identificar. Algunas tenían el rostro borroso, sin embargo,  otras eran nítidas y en ellas destacaban la cara de tres mujeres: Grace, el recuerdo que de ella tenía,  de su madre biológica, y una cara dulce y sonriente de la tímida señorita Steele

- ¿ Qué demonios significa eso? Esto tiene que terminar, y sé la forma de hacerlo. En cuanto Welch me envie el informe, me veré frente a frente a Anastasia, y de una vez por todas zanjaré esta cuestión.

Después de un aseo rápido, y con un humor de perros por la vigilia, el sueño y la chica que dormía arriba, se dirigió a su estudio, trabajaría un rato y se plantearía si Caroline se quedaba o se marchaba a su casa.  Su necesidad había sido saciada la noche anterior, y no estaba de humor para contemplaciones de una extraña rondando por ahí.

Entró en el estudio y en su fax reposaban un par de folios con el encabezamiento ANASTASIA ROSE STEELE.  No esperaba que llegase tan rápido, pero impaciente, se sentó en el sillón y comenzó su lectura.

Lo repasó todo minuciosamente varias veces.  ¡ Qué criatura tan simple !

- O esto está incompleto, equivocado,  o es una alma de la caridad.  No es posible que a sus   veinti..  años ¿ cuántos podrá tener ? ,  esta chica no tenga novio.  Porque es bonita.  Que aparezcan sólo dos amigos: un tal José Rodriguez y la molesta señorita Kavanagh ¿ nadie más ? Se trata de una chica lista.  Para nada una rata de biblioteca. Sus medias en las notas son excelentes.  No ha repetido ninguna asignatura, y se gradúa el próximo jueves-.  A continuación leyó la identidad de sus padres y el lugar de su trabajo -  ¿Trabaja en una ferretería ?  ¡ Pero si se va a graduar en literatura !  Esto debe estar incompleto- sacó su teléfono y nuevamente llamó a Welch

- Welch, dígame
-Grey. Acabo de leer el informe que me has remitido.  Tiene que haber un error, o está incompleto ¿ Esto es todo lo que has averiguado de ella?
- Si señor Grey.  No hay más. Está limpia como una patena. Se consagró a la universidad y a su trabajo.  Aunque parezca mentira.  A mi también me extrañó.  Por la foto que adjunto a la documentación, se la ve muy bonita.  Francamente yo tampoco lo entiendo
- Su sexualidad, debe haber algo. Dices que no se la conoce relación alguna
-Exacto ni tiene novio, ni lo ha tenido. No creo sea  lesbiana, por si está pensando en ello.  Simplemente se dedicó a estudiar, así de sencillo
- No obstante, trata de averiguar algo más, por si acaso.
- Está bien, señor Grey.  Lo intentaré, aunque no confío en averiguar más de lo que ya he reflejado en los folios que tiene frente así
- De acuerdo Welch.  No te molesto más.  Es tu día de descanso, y gracias por todo
- De nada señor Grey

Y colgó el teléfono pensativo, a la vez que complacido.  La tímida Anastasia, es una cándida e inocente muchacha, que a pesar de su edad, en el fondo es una  tímida adolescente.

- Bien muchacha.  Veremos si sigues siendo como mi mente te idealiza- .  Escribió una nota a Caroline en la que le decía que si lo deseaba podía irse.  Metió en un sobre un buen puñado de dólares y cogiendo una peonía del jarrón de la entrada a su apartamento, depositó ambas cosas en un lugar en el que la chica pudiera verlas.  No le había resultado desagradable la aventura nocturna, pero tal y como se sentía no le apetecía tener relaciones sexuales, de momento.  Cogió un suéter y se dispuso a acudir al lugar donde trabajaba la chica que le había perturbado inexplicablemente.

Aparcó el coche frente a la entrada de la espaciosa ferretería que recibía un constante ir y venir de gentes con utensilios diversos.  Se detuvo antes de entrar. ¿ Y si hoy no le tocara trabajar ?  Pues sencillamente se sentiría defraudado, pero daría una vuelta y regresaría a su casa, o quizá se fuera a navegar un rato.  Dependería de lo que encontrase en su interior.

- Vamos Grey.  Termina de una vez con esta pantomima

Y entró con paso decidido.  Dio un par de vueltas revisando visualmente los anaqueles y por fín  detrás  de uno de ellos, la enigmática señorita Steele, atendía sonriente a un matrimonio que compraban productos de bricolaje.  Estaba indeciso de si hacer acto de presencia cuando terminase de atenderles, o esconderse y observarla detenidamente.  Y optó por esto último.  Deseaba recrearse en el  bello rostro de la muchacha.  Se la veía relajada y tranquila, y su sonrisa ¡ oh, su gloriosa sonrisa ! iluminaba su cara libre de rubores.  Les miraba de frente, sin bajar la vista, lo que le hizo pensar, que efectivamente, él la intimidaba.  No parecía, en el día de hoy, tan tímida y apocada como cuando estuvo en su despacho.  Claro que tampoco le extrañaba que estuviera violenta, porque la entrada que tuvo fue triunfal.

Terminó de atender al matrimonio, y después de cobrarles y empaquetar lo comprado, se sentó frente a un ordenador que tenía en un lado del pequeño mostrador, extrajo de un cajón un pequeño envoltorio.  Sin duda debía ser su frugal almuerzo, porque enseguida terminó, poniéndose a revisar la pantalla .

Ella,  en un momento dado, por el rabillo del ojo divisó a alguien e  hizo que levantara la vista,  pensando quizá que era un nuevo cliente que reclamaba su atención. Se quedó muy sorprendida
al comprobar de quién se trataba: el mismísimo Christian Grey se encontraba en Clayton's, ante ella

- ¿ Que demonios hace aquí ? - pensó al tiempo que ambos se miraban
- ¡ Hola, señorita Steele, qué casualidad !  Ni se me había pasado por la cabeza que pudiera trabajar en una ferretería
-Buenas tardes, señor Grey ¿ qué de malo tiene trabajar aquí?
- Nada en absoluto. Sólo que pensé que lo haría en una editorial, dados los estudios que ha cursado
- No señor Grey. Comencé a trabajar aquí cuando ingresé en la universidad.  Tenía que pagar mi crédito. Aunque mi familia vive con comodidad, no les venía mal que les ayudase con los gastos. Encontré este trabajo, y no lo dudé.
- Me parece muy bien.  Es una mujer muy decidida.  Me gusta
- Y bien...¿ qué puedo ofrecerle ?- le dijo solícita
- No debería nunca pronunciar esas palabras a un hombre, puede encontrarse con una respuesta incómoda
- ¿ Por qué dice eso ?  Es lo habitual en estos casos: usted ha entrado a comprar algo y yo deseo ayudarle ¿ Dónde está lo malo?- rijo ruborizándose al observar la mirada oscura de él
- Perdóneme.  Me he expresado mal; se trataba de una broma, nada más. Bien pues si no le importa necesito algunas cosas.  Por ejemplo... una cuerda resistente, que a la vez sea suave, que no arañe, ni lastime
- Si es tan amable, acompáñeme hasta el pasillo y podrá usted mismo elegir lo que desea
- Detrás de usted, señorita Steele

Y así Grey pudo comprobar que su recuerdo de ella, se quedaba corto. Vestía con vaqueros, es cierto, y eso no le agradaba mucho, pero realzaba su silueta.  Tenía un bonito cuerpo, cosa que cuando estuvo en su despacho la horrenda falta y la amplia chaqueta, ocultaron.  Mientras caminaban él examinaba su figura y ella se giraba de vez en cuando con cortesía explicándole algo sobre el producto que iba a comprar.  Ante las miradas de él, el rubor nuevamente asomaba a sus mejillas

- ¿ Qué me pasa otra vez ? - se decía - Este hombre me empequeñece, me hace sentirme insegura. Pero ¡cielo santo! no se puede ser más atractivo ¿ atractivo? guapísimo, es guapísimo-. Y cortó sus pensamientos cuando llegaron al expositor de los distintos modelos de cuerdas.

Grey eligió una , y además un par de cosas ante la extrañeza de ella.  No parecía un hombre, que por sus ocupaciones, pudiera hacer bricolaje, " Hay gente muy rara por el mundo", pensó.  Una vez elegido todo lo que aparentemente necesitaba, se dirigieron a la caja para su pago.

Un muchachote alto, hizo acto de presencia.  Trataba a Anastasia con bastante familiaridad, por lo que dedujo que se había aclarado el misterio de las relaciones amorosas de la chica " tiene novio, o es su ligue ". De repente cambió su carácter. Le fastidiaba que ese cretino se hubiera mezclado con ellos, aunque fuera por unos pequeños instantes; los suficientes para cambiarle el genio. Extrajo de su bolsillo la tarjeta y se la tendió a Anastasia.  Ella percibía que algo había ocurrido porque ya no se mostraba ni tan cordial, ni tan simpático e irónico como al principio.  Le miraba de soslayo, como si temiera enfrentarse a la mirada gris de aquel extraño hombre que no terminaba de comprender.

-Grey, date prisa y háblale de algo.  Tu tiempo se termina y no has sacado nada en limpio - se repetía mentalmente
-¿ Le gustó a su amiga la entrevista ?- dijo de improviso
-Si, mucho, aunque ciertamente mi participación en ella fue nefasta.  Pero tuvo la amabilidad de mandar un fax con el resto de preguntas que no llegué a formularle.  ¿ Cómo sabía cuáles eran ?
- Muy sencillo: se dejó el formulario encima de la mesa.  Lo vi cuando volví a mi despacho, lo revisé las contesté y envié el fax.  Eso fue todo.
-Pues se lo agradezco mucho, porque la verdad lo mio no es el periodismo.  Aunque quizá fuese usted quién me ponía nerviosa y me intimidaba
- ¿ Y qué es lo que hice yo para intimidarla ?
- Su frialdad, señor Grey. Es usted muy controlador y enigmático. No he conocido nunca a nadie tan seguro de si mismo como usted
-¿ Es un reproche, o un halago?
- No sé.  Creo que ni lo uno ni lo otro. Sólo una percepción mía, señor Grey.  Por cierto, Kate está loca de contenta con el resultado del reportaje. Lo único que tendrá que poner alguna foto de Internet
- ¿ No le gustaría una más original?
- Uy, ¡ ya lo creo ! Pero en Internet no las encuentra. Creo que cualquiera de ellas servirá, aunque son todas demasiado iguales: negocios, negocios, negocios...
- Es lo que yo deseo, señorita Steele. Ya le dije que protejo mi vida privada contra todos y contra todo. Si lo desea puedo posar durante unos momentos . Incluso me las pueden hacer con el teléfono móvil. Hay algunos que tienen muy buena resolución. Aproveche ahora que estoy aquí.
- No creo que sea buena idea. Va a ser una entrevista  sobre finanzas y sus negocios.  Requiere traje y corbata, y aunque usted es elegante por naturaleza, ahora va demasiado informal,  igual resultase original.  Se me ocurre que podría avisar a un amigo que tengo que es fotógrafo.  Seguro que él las haría encantado.  Me quiere mucho y así lo hará si se lo pido.
- ¿ Es su novio ?
-¡ No ! no tengo novio. Es un compañero de la universidad, pero también le encanta la fotografía; y es muy bueno
- Está bien. Le dejo mi tarjeta. Avíseme para ponernos de acuerdo si lo decide
- Gracias señor Grey.  Es usted muy amable.
- Adiós  Anastasia. ¡ Ah ! y me alegro de haber tenido esta charla con usted. Con la del otro día y la de hoy, me ha resultado una mujer fascinante.  Me alegro de que así ocurriera.

Salió dando largas zancadas en dirección al aparcamiento, seguido de cerca por la mirada de ella.Estaba  sorprendida y al mismo tiempo encantada. Le molestaba tener esa fuerte atracción por
 él.  No deseaba verle, pero al mismo tiempo ante la perspectiva de un nuevo encuentro, el corazón le daba saltos de alegría.

Una vez sentado en el coche, dirigió la mirada hacia el interior del establecimiento en donde se encontraba aquella chica tan perturbadora.  Sacó su móvil del bolsillo y estableció contacto con Taylor

- Taylor, dile por favor a la señorita que está en el cuarto de invitados, cuando se levante, que hoy no precisaré más sus servicios, y le das las gracias en mi nombre. A Gail, que no me prepare comida: voy a salir a navegar y pasaré el día en el Grace. Nada más

Se abrochó el cinturón y puso el coche en marcha hacia el muelle en el que el Grace estaba atracado plácidamente.










Autoría:   Versión libre de 1996rosafermu( Basada en la novela de E.L.James  Cincuenta sombras de Grey)
Fotografías: Internet

domingo, 6 de diciembre de 2015

LA TRANSFORMACIÓN - Capítulo 11

 Mientras iban camino de casa no hizo más que pensar en lo curiosa que había sido su entrevista con la señorita Steele. Había sido algo inusitado.  Siempre que le habían entrevistado eran preguntas concisas, siempre las mismas, es verdad, pero al menos eran profesionales y no una novata rata de biblioteca. No pudo por menos de reír, cuando recordó la pregunta referente a su sexualidad.

-Se puso roja como un tomate. ¡ Pobrecilla ! Si ella supiera ... Me empieza a repatear la Kavanagh. Por muy periodista que sea, eso pertenece a mi vida privada ¿ Pensaba que le iba a responder? Sin embargo lo he hecho, pero ha sido a Anastasia, no a ella.  ¡ Qué mujer tan entrometida ! No sé cómo pueden ser amigas, siendo tan dispares

Cuando llegó, y mientras Gail preparaba la cena, decidió que tenía que ir al gimnasio y dar salida a esa sensación de ansiedad que le había acompañado durante todo el día. Los recuerdos, más que agradarle , le habían causado zozobra.  Tenía que descargar adrenalina. Seguramente al día siguiente a esa misma hora, ya tendría sobre su mesa el informe de la extraña criatura que hacía poco había salido de su despacho.

¿ Por qué tengo tanto interés en conocer su vida? ¿ A mi que me importa ? La veré cuando la entregue el título y luego, nunca más se supo. Anda Grey, aplícate en el ejercicio y deja de pensar insensateces. En el fondo te gusta esa chica, reconócelo. Me ha intrigado, y la verdad, no encuentro la razón de tanta curiosidad.  Una chica de clase media, que tiene que trabajar para pagar sus estudios.  Todo de lo más normal.  No tiene nada que ver con el círculo que me rodea. Precisamente por eso es que me atrae más: porque no estoy acostumbrado a tratar con criaturas tan simples. Bueno, vamos a ello. Basta ya de Anastasia Steele

Hizo pesas, corrió en la cinta, bicicleta...  Nunca había usado tantos aparatos, ni había invertido tanto tiempo en hacer ejercicio.  Estaba cansado y decidió que ya estaba bien, pero lo más curioso y extraño es que su ansiedad no había desaparecido.

Cuando subió a su dormitorio, buscó ropa cómoda para ponerse y entró en el baño para ducharse.  Dejó correr el agua sobre su cuerpo sudoroso y excitado.  Nunca le había ocurrido. En otras ocasiones similares, le había bastado coger el teléfono y alquilar a una señorita de compañía que saciara sus inquietudes.  Haría lo mismo esta vez.  Era tarde para avisar a Elena y además la última experiencia de su recomendada, había costado una discusión con ella.  Así que sería a través de la agencia que conocía y que era solvente en cuanto a sus deseos.  Y así lo hizo; llamó y al cabo de hora y media, una señorita  entraba en el salón acompañada de Taylor

- Mi nombre es Caroline ¿ el tuyo ?- preguntó resuelta a Grey
- No deseo que conozcas mi nombre. Para lo que vamos a hacer no es necesario. ¿ Deseas tomar algo, has cenado ?
-Una copa de vino blanco, estaría bien-dijo ella sonriendole

Llenó dos copas,  y fue ella la que inició una charla sobre lo que él deseaba para esa noche

- Verás. Primero tendrás que firmar un acuerdo de confidencialidad y después te mostraré lo que deseo hacer. He de decirte que pago muy bien.  Como es tarde y vamos a entretenernos bastante, tengo un cuarto de invitados por si quieres quedarte a pasar la noche aquí. Si no lo deseas, mi chófer te llevará a donde le indiques sea la hora que sea.
- En la agencia me habían advertido que posiblemente fuera todo el fin de semana- dijo ella
-Depende de cómo nos vaya. Eso lo decidiremos más tarde.  Y ahora acompáñame, he de mostrarte algo

La enseñó el cuarto de juegos, y ella no se sorprendió en absoluto

- Sabía a lo que venía, señor desconocido.  No es la primera vez que intervengo en juegos de estos. He de decirte que no es lo mio, pero que tampoco le hago ascos a ello, depende también de lo buen amante que seas
-¿Amante? Creo que te confundes. No somos nada más que dos personas que van a tener relaciones sexuales por primera vez, y ya veremos si no es la última.  Depende de muchas cosas, y no sólo de mi
- Bien.  Como tu digas. Supongo que usarás preservativos ¿ no ?
- Desde luego. Es requisito indispensable. Busco sobretodo mi placer, pero tampoco me importa que tu también lo sientas.  He de decirte que nadie que haya tenido relaciones conmigo se ha quejado de nada. Y bien, basta de charla.  Se está haciendo muy tarde

La condujo a esa  habitación que tenía especialmente para su desahogo sexual . No tenían ninguna conexión afectiva. Todo era como un ritual. Ella  era profesional, y conocía muy bien la manera de hacerle reaccionar. La verdad es que le costó muy poco, porque Christian la necesitaba

Y su encuentro sexual fué prolongado y placentero para ambos. Ya apuntaba el alba en el horizonte, cuando  extenuados dieron por finalizado su encuentro erótico.

- Tenías razón. No ha lugar a quejas. Eres muy ardiente y sabes cómo tratar a una chica. ¿Dormirás conmigo  ? - preguntó
- Ya te he dicho que no. Esa puerta de enfrente es la habitación de invitados. Ocúpala todo el tiempo que quieras. No hay problema. Si quieres quedarte esta noche, hazlo.  Si decides irte díselo a mi chófer. Sólo tienes que apretar este botón - Y la indicó un pequeño botón junto al interruptor de la luz- Posiblemente yo no esté. Tengo trabajo. En fin, que descanses
- La verdad es que falta me hace. Chico eres insaciable- la dijo mimosa acercándose a él y dándole un beso ligero en los labios.  Caricia que él no correspondió.

Ella entró en su habitación y él se dirigió a la suya en el piso de abajo. Después de ducharse se metió en la cama.  A pesar de los excesos nocturnos, o quizá por ellos, se había desvelado.  No era tan extraño que eso ocurriera: dormía poco y mal.  Con los brazos bajo su cabeza, comenzó a repasar el encuentro con Caroline, e inesperadamente llegaron  hasta su memoria los ojos grandes y azules de Anastasia Steele.





sábado, 5 de diciembre de 2015

LA TRANSFORMACIÓN - Capítulo 10

Se levantó lentamente de la butaca frente al escritorio, y de espaldas a la puerta, contemplaba una vez más el paisaje gris de la ciudad.  Un ruido seco y extraño se escuchó a su espalda

- Pero que co...- exclamó molesto

Se giró y en el suelo se encontraba una muchacha muy joven que había cíido y permanecía  así, azorada por la vergüenza. Se dirigió presto hacia donde estaba ella con el fin de ayudar a levantarse

- ¡ Por Dios, señorita ! ¿ Se ha lastimado ?

Le tendió la mano,  que ella recogió una vez levantada a modo de saludo.  Se la notaba muy nerviosa e inquieta.  A penas podía pronunciar palabra. Todo el enfado que le había causado la inesperada aparición de la muchacha, se desvaneció de inmediato al contemplar el rubor que cubría sus mejillas.  Entonces se fijó en su mirada.  parecía un animalillo del bosque huyendo de algún cazador.  Retuvo durante unos instantes su mano y podía percibir que la de ella temblaba ligeramente.  Interpretó que era por lo enojoso de la situación y decidió ofrecerle asiento para que se calmara

- ¿ Quiere tomar algo? ¿ Un vaso de agua ?
- No, no, gracias.  Ha sido un poco de...
- Comprendo. No se preocupe.  Mañana mismo retiraré la alfombra. La verdad es que es la primera vez que alguien tropieza con ella, pero una sola persona ya es suficiente.  Y bien señorita Kavanagh, si le parece comenzaremos la entrevista.  Como advertí sólo dispongo de diez minutos. Tengo una reunión después de usted
-Verá no soy Kate Kavanagh.  Ella se ha puesto enferma y me pidió que la hiciera yo en su lugar
- Y su nombre ¿ es ?
-Anastasia Steele. Kate es mi compañera
-¿ Usted también es periodista ?
- Oh no. Yo estoy con literatura. Si le parece bien grabaré la entrevista
- De acuerdo
- Muy bien. Empecemos, pues
- Cuando usted quiera, señorita Steele

Mientras ella nerviosa preparaba la grabadora, él no dejaba de observarla. Era menuda, delgada, de rostro bonito, pero lo que más resaltaban eran sus grandes ojos azules que no levantaba de los papeles que había depositado en la mesa , sin duda para no enfrentarse a su propia mirada.  Pacientemente esperó a que ella terminara los preparativos.

- ¡ Dios mio ! ¿ Pero a quién me han mandado? Va a hacerme perder el tiempo, y hoy no es el mejor día para contrariarme.  Ya bastante lo estoy para que ahora esta chica venga a aumentar mi desagrado ¡ Y cómo viste ! Es igual de desastrada que la chica de Arkansas. ¿ Y por qué pienso ahora en ella? Quizá por asociación de ideas.¿ Sería la señorita Steele una buena sumisa? Es demasiado joven y asustadiza, sin embargo sería todo un reto someterla y hacer que se despabilara. Pero no tengo ni la más mínima oportunidad con ella. Además está la cercanía con Kavanagh, y ese es un punto totalmente eliminado.

- ¿ Empezamos ya, señor Grey?- preguntó la muchacha
- Cuando usted quiera

Las preguntas eran rutinarias.  Las mismas que le hacían cada vez que concedía una entrevista para alguna publicación financiera o de comercio.  Pareciera que las había copiado.  De mala gana y deseando terminar contestaba automáticamente, mientras su imaginación volaba en otro sentido.

La estudiaba detenidamente.   Algo le atraía de esa muchacha delgaducha y desgarbada. ¿ Qué es eso Grey? se preguntaba interiormente.  La imaginaba sometida a su placer sexual, pero al mismo tiempo lo rechazaba.

- Tendrá un  novio de  su estilo... pero es bonita eso no se le puede negar.  Espero que no sea tan insegura cuando esté con él, porque de lo contrario sus relaciones deben ser  complicadas.  Necesitaría un buen repaso para que se calmase. Te estás distrayendo Grey, y en cualquier momento vas a soltar alguna pata de banco y la vas a poner más nerviosa de lo que ya está  Bien ya me ha preguntado todo cuanto deseaba saber. Ahora es mi turno - dijo Grey sonriendo burlonamente
- Y ¿ qué quiere saber? Mi vida es muy sencilla. Se traduce a estudiar y trabajar
-Me ha dicho que estudia Literatura ¿ En qué trabaja?
- A tiempo parcial.  El tiempo no me da más de si.
-Cuando acabe los estudios ¿ qué piensa hacer?
-Nos mudamos a Seattle
-¿ Se mudan ? ¿ Vivirá con su novio?
- ¡ Oh no !- dijo sonriendo
-¿ Qué le hace tanta gracia? Hoy día eso es de lo más normal
-No es mi caso, señor Grey- dijo algo seria

Era la primera vez que sonreia mirándole de frente y él quedó impresionado por su sonrisa. El rostro se le mostraba sonriente y relajado, por primera vez desde que se vieran. Sus ojos reflejaban una luz y su boca mostraba unos dientes perfectos." ¡ Dios mio, es una preciosidad ! ",, -se repitió. Tenía que establecer un vínculo. La entrevista tocaba a su fin y él deseaba volver a verla. Unos golpes en la puerta le volvieron a la realidad

- Señor Grey, su próxima reunión está por comenzar- dijo su secretaria
- Pues tendrá que anularla.  Aún no hemos terminado
- No, no. Ya tengo lo que Kate deseaba. No deseo interrumpir más su trabajo
- ¿ Incluida su indiscreta pregunta?

Nerviosa recogió la grabadora y los papeles que Kate le había dado con las que entrevistarle.  No le habían servido de nada.  A penas había mirado el cuestionario y la mitad estaba sin formular, y por tanto sin responder.

- Que Kate se las apañe como quiera.  Este hombre me pone muy nerviosa y además él tiene compromisos.  Tengo que irme rápidamente, porque  de lo contrario no llegaré a tiempo a la ferretería . Cuando llegue la voy a tener con ella ¿ por qué me ha hecho preguntarle si era gay? No lo voy a olvidar en mi vida. Nunca he pasado tanta vergüenza

 Se repetía esa letanía.  Había estado nerviosa los pocos minutos que había permanecido en el despacho, pero a ella le parecieron una eternidad

-¿ Ha traido alguna prenda de abrigo? El tiempo está empeorando y ahora llueve mucho
-Si lo sé, pero debo irme. Usted tiene trabajo y yo tengo que llegar a tiempo al mio. Gracias por la entrevista, señor Grey
-Pero si a penas me ha formulado alguna pregunta
-No se preocupe. Con lo que llevo grabado Kate se las arreglará. Es muy buena como periodista
- Si usted lo dice.  La verdad no ha sido muy original . La hubiera bastado leer cualquier periódico y copiar las respuestas
- Lo siento mucho.  Yo... no entiendo nada de esto
- ¿ Es que no ha sido usted quién lo ha preparado?
-No. Ya se lo dije. Es para Kate, ella es la que hará el reportaje.

Se dirigieron a la puerta y él cortesmente la dejó pasar y la acompañó hasta el ascensor. En un instante las puertas se abrieron y entró en él. En la despedida se miraron ambos antes de que se cerrara .  Difícilmente volverían a verse.  Anastasia suspiró cuando se vio sola.  Algo la intranquilizaba.  Algo que achacaba al despacho, al edificio y ...  al propio Grey

- ¡ Qué hombre tan intimidante ! pero qué guapo y educado.  Me ha puesto muy nerviosa. ¡ Menos mal ! he cumplido el encargo lo mejor que he podido. Que Kate se las arregle.

Llovía más fuertemente cuando llegó hasta el coche que la conduciría nuevamente a Portland.

Él caminó despacio hasta su despacho. ¿ Por qué le había impresionado tanto esa chica? ¿ Sería por lo nerviosa que se había puesto? ¿ Por ser novata ?. Sonreía recordando la entrada en su despacho y lo nerviosa que estuvo durante toda la entrevista.

- Me ha picado la curiosidad. He de averiguar todo de ella.

Marcó un número en su móvil y a la voz que le respondió le encargó

- Welch, tienes que hacer un informe minucioso de una futura becaria.  Te mando por fax su nombre.y pocos datos más  De momento es todo lo que se. ¡ Ah ! y que termina su carrera dentro de unos días en la universidad estatal de Washington. Lo deseo cuanto antes y todo lo amplio que puedas conseguir. De momento eso es todo. Gracias -. Y colgó sonriendo

- Vamos a saber si la pequeña señorita Steele es tan tímida como aparenta.

Llamó a su secretaria y le dijo que si no había nada pendiente se marchaba a casa, y que concretara la reunión suspendida para el día siguiente a la misma hora, aplazando para otra fecha las cosas que no fueran urgentes.  Se encontraba más relajado que antes de la entrevista ¿ Qué demonios tiene esa chica que ha hecho que cambiase mi humor ? Grey... hoy tienes un día un poco loco.  Y riéndose de si mismo, bajó en el ascensor hasta el aparcamiento., donde su chófer le aguardaba para llevarle a casa.







viernes, 4 de diciembre de 2015

LA TRANSFORMACIÓN - Capítulo 8

Más por agradecimiento, que por negocio, Christian montó un salón de belleza por todo lo alto.  Le entregó la dirección a Elena.  Ella era dueña y señora para hacer y deshacer lo que creyera conveniente.  No reparó en gastos, y al poco tiempo, debido al  exquisito trato y los modernos tratamientos de belleza que en él se dispensaban, no tardó en hacerse famoso entre la élite de lo mejorcito de Seattle.  Le puso por nombre Esclava, en directa alusión a la relación que habían mantenido,  hasta que el señor Linc se enteró de la infidelidad de su mujer, aunque nunca supo el nombre del amante.

Entre tanto, Christian se volcó en las nuevas tecnologías de comunicación, en energías renovables, y en tratamientos agrícolas para llevarlos a los lugares más empobrecidos de la tierra.  Era mecenas de la Universidad.. Se hacía rico, muy rico y su popularidad se extendía poco a poco por toda la nación.  Llegó a ser hombre del año en las más prestigiosas revistas financieras y del comercio en general.

Las revistas del corazón, se le rifaban para que les fuera concedida una entrevista del hombre más atractivo y enigmático de Seattle.  El, celoso de su intimidad, nunca hizo concesiones respecto a airear su vida privada.

Y frecuentaba lugares en que pudiera satisfacer sus apetitos sexuales, con mujeres que practicaban el acto de la misma forma que él. Ya no había intimidad entre Elena y Christian.  Cada uno iba por libre, como si nunca hubieran tenido relación alguna.  Ella conocíó a otro hombre al que sometía a sus caprichos como lo hiciera en un principio con Christian, y él por su parte llevaba hasta su apartamento a mujeres con las que pasaba el fin de semana.

Hacía tiempo que se había mudado a uno de los edificios más lujosos de Seattle, al Escala, y allí se hizo instalar una habitación exclusivamente para sus caprichos sexuales, en los que participaban las chicas que acudían puntuales los viernes por la noche.

Por él desfiló Leila , Amanda, Sussanah, Terry, Cristal...  hasta un total de quince chicas.  Leila, fue su más larga relación. A él le gustaba ella.  Era alegre, juguetona y juntos disfrutaban al máximo de la relación que habían establecido.  Pero  se enamoró de Christian, y aunque tardó en planteárselo, el día que lo hizo, él dio por terminados sus encuentros.  Ella se marchó esa tarde del Escala, llorosa y apesadumbrada, pero era una condición imprescindible que él imponía: nada de relaciones amorosas

- Lo siento, Leila.  Pero lo dejé muy claro. No me gustan esos romanticismos que las mujeres enseguida os forjáis.  Lo dejaba muy nítido el contrato.  Nunca me enamoraré de nadie, no me interesa. Vivo para mis negocios, y cuando deseo el contacto físico, os tengo a vosotras. Se que suena a egoísta, lo sé, pero lo dejo muy claro desde el minuto uno en que entráis por la puerta de mi casa. Aceptáis y firmáís, punto.. No ha lugar a reclamaciones. Creo que soy generoso con vosotras. Os estimo y disfruto con lo que hacemos, pero eso es todo.  Nuestro contacto comienza un viernes por la noche y termina un domingo a la misma hora. Creo que debemos dar por terminada nuestra relación. Ya no es lo mismo ni para ti ni par mi.  Nuestros juegos son de común acuerdo entre ambos. Los dos sabemos a lo que venimos a este cuarto.  Cubrimos nuestras necesidades y cada uno vive su vida el resto de la semana.  Eso es todo. Eres buena chica y muy bonita. Búscate un hombre que te quiera, cásate con él y forma tu familia. Conmigo no tienes nada que hacer. Ha sido una insensatez por tu parte. De modo que debemos cortar. No vuelvas más Lelia.  Siento ser tan brusco .  Ta sabías que no era posible ningún tipo de relación afectiva conmigo.
- Pero Christian... Inténtalo al menos. Se que te gusto y ambos disfrutamos cuando estamos juntos. Dame esa oportunidad, por favor Christian
- He dicho que no, y por favor no lo hagas mas difícil. Como compensación  te pagaré las clases de arte para lo que estás muy dotada. Búscate algún estudio y que se pongan al habla conmigo. No importa el precio.  Eso es todo cuanto puedo hacer por ti.

Ella se despidió de él taciturna. Había concebido la esperanza, de que al estar tanto tiempo juntos, con la intimidad extrema que practicaban, terminarían en algo más que en amo y sumisa.  Pero estaba claro que Christian no pensaba lo mismo.  Al cabo de una semana, entró en escena otra nueva que duró poco tiempo, porque se echó novio y dejó esas prácticas con él.

Termino por encargar a  Elena esa tarea. La mayoría de las chicas que atendian el salón de belleza tenían esas prácticas, de modo que no le sería difícil conseguir otra  que ocupara el lugar que Leila había dejado vacante. . Firmaban el contrato y en  el fin de semana  pasaban horas en el apartamento de Christian.  A veces Elena sentía ¿ celos, rabia ?...  de no ser ella la que estuviera con él, pero era un hombre de palabra firme, y si dijo que se terminaba, se terminó.  Al menos tenía el consuelo que de vez en cuando cenaban juntos, y él la  confiaba sus más íntimos secretos,  a su buena amiga y maestra en el arte amatorio que ellos practicaban.

Todo era rutinario  Ella conocía muy bien los gustos de Christian y no representaba ningún problema.  Se limitaba a una llamada de teléfono, un cita concretada con Elena para atender su petición, y un toque  a la puerta el viernes por la noche.  Cuando llegaban , sabían dónde habían de colocarse y cómo debían vestirse, o mejor lo que tenían solamente que llevar.  Habían de ser puntuales porque  eso es lo que más valoraba el Amo.  Las últimas chicas que acudieron a su casa, ni siquiera sabían cómo se llamaba. Cuanto menos supieran,  mejor para todos.

Christian, recibió una llamada a su teléfono privado, un jueves por la tarde.  Por inesperada le sorprendió y atendió a la chica que estaba al otro lado del hilo telefónico.

- ¡ Hola, soy Susannah !  No me conoces, pero soy muy amiga de Leila Williams, y a ella la conoces bien.  El caso es que me ha hablado de ti y me interesa . ¿ Qué dices ?
- Pues digo que a mi no.  No es una presentación muy al uso, y lo de  que conozcas a Leila, lo dudo, porque ella sabe como son las cosas y no creo que te diera recomendaciones
- Ha pasado el tiempo.  Puedes creerme. Soy muy discreta y me va ese rollo.  De hecho lo practico siempre que puedo.  Deberíamos vernos
- Señorita no tengo el mas mínimo interés.  Creo que se ha confundido
- Yo creo que no. Trabajo en Esclava, por si no lo sabes.  Elena me ha dado, dijéramos, las bases.  Las conozco y las acepto
- Si trabaja en Esclava, me pasaré en cualquier momento, y ya veremos.  Ahora si me permite, tengo mucho trabajo

Cortó la comunicación, y a renglón seguido marcó el número de Elena

- ¿ Qué rollo es el que acaba de largarme una chica que por lo visto trabaja ahí?
- ¿ Te ha llamado Susannah? Si le hable de , ya sabes.  Ha firmado el contrato y acepta las condiciones.
- Creo que se trata de mi vida.  Podrías, al menos haberme consultado.  No me gusta que vayas por libre en lo que a mi se refiere.  Ya no eres mi Ama, ni mi maestra...  y se buscármelas bien, yo solito. Me acercaré por allí en cualquier momento y ya veremos.

No tenía necesidades imperiosas en ese momento, por tanto tardó varios días en acudir a Esclava, pero se acercaba el fin de semana y decidió dar una vuelta y observar a la nueva..Enseguida la localizó, puesto que al resto del personal lo conocía de tiempo.  Era bonita y simpática, y hasta parecía que tenía clase.  Hablo con Elena dándole la orden de que estuviera en su casa el viernes a las siete en punto, ni un minuto más.  Ella aceptó con la cabeza dando a entender que estaba de acuerdo. Christian dio media vuelta y salió del local, seguido por las miradas de clientas y oficialas.

La relación con Susannah, duró a penas un mes y Christian la dio por finalizada por el mismo motivo que a otras anteriores: incompatibilidad, lo que se traduce en que las chicas se encaprichaban de él y ahí daba por terminada el contacto con ellas.  Después  llegó una chica de Arkansas, pero sólo duró un día, por motivos que más adelante conoceremos.






Autor: 1996rosafermu.  Basado en la novela de E.L. James Cincuenta sombras de Grey
Fotografías:  Archivo de 1996rosafermu

jueves, 3 de diciembre de 2015

LA TRANSFORMACIÓN - Capítulo 7

Con el dinero prestado por Elena, Christian realizó su primer negocio. Lo invirtió en la compra de un pequeño supermercado, que anticuado, había perdido gran parte de sus clientes.  Le faltaban la mitad de los productos y a menudo sus estanterías estaba vacías y descuidadas.  Además del dinero prestado, hubo de solicitar un crédito al banco que le concedieron con el aval de Elena. Reflotó el supermercado y cuando tuvo nuevamente consolidada la clientela, lo vendió a una cadena, ganando un buen dinero con el que devolvió el crédito bancario y parte del préstamo de Elena.

Todo estaba saliendo como él había pensado.  Tenía buen ojo para los negocios y sabía encontrar las oportunidades que le producían buenos beneficios.  En otra ocasión fue una emisora de radio, pequeña.  Cambió la programación y la forma de ofrecer la publicidad. Hizo conexiones y reportajes dirigidos  a los vecinos del barrio en donde estaba situada.  Y al igual que en el supermercado, la vendió a una cadena que se había resentido en la publicidad con la pequeña emisora vecinal.  Con esta venta se vio libre de deudas y aún le sobró dinero.  Fueron sus primeras ganancias y supo invertirlas en bolsa, produciéndole pingües beneficios, y así sucesivamente, hasta que consiguió su primer millón de dólares.

Su relación con Elena continuaba, pero ya no era igual que al principio.  Muy probablemente su cabeza no sólo pensaba en sexo.  Ahora tenía preocupaciones por sacar adelante el negocio que había planeado.  Tomó una oficina pequeña y una secretaria.  Una joven recién salida del instituto que necesitaba trabajar.  Se impuso la autodisciplina de no tener ningún tipo de relación con ninguna empleada suya, nada más que la estrictamente profesional, y a pesar de que la chica era bonita y no dejaba de mirarle, Christian la ignoró, hasta el punto de que ella  se aburrió y se marchó.  Rápidamente la substituyo otra , pero esta vez era una mujer de más edad.  Era eficiente y  de gran ayuda para él, que no solo se encargaba de la oficina, sino que cuando estaba muy ocupado, también lo hacía  de los bancos y de los clientes.  Llegó a ser su mano derecha; congeniaban perfectamente. Rose, que así se llamaba, era de familia irlandesa afincada en Estados Unidos desde hacía mucho tiempo.

El señor Lincoln, sospechaba desde hacía tiempo, que su mujer tenía algo raro .  No entendía la manía de poner una peluquería. Ella no necesitaba trabajar.  Tuvieron una bronca descomunal, cuando descubrió en el extracto del banco, que había sacado cien mil dólares, y a su pregunta de dónde estaban para qué los quería, la respuesta que le dio Elena no le satisfizo en absoluto.  Linc dijo que tenía que realizar un viaje y que estaría fuera un par de días.  Elena respiró aliviada.  Hacía tiempo que no veía a Christian y le echaba de menos, no sólo a él, sino sus caricias y su sexo. Su marido hacía tiempo, que a pesar de dormir juntos, ni siquiera le deseaba las buenas noches.  La situación había empeorado desde la cuestión de los cien mil dólares.

A penas hubo salido por la puerta. Elena marcó el número de Christian por ver si ese mismo día podían verse en su rincón preferido, ocultos de miradas curiosas.  Christian atendió su llamada y su petición.  Estuvieron juntos toda la noche, hasta el amanecer.  Su pasión fue como siempre salvaje y brutal por parte de ambos.

Elena llegó a casa, cuando las primeras luces del día apuntaban en el horizonte, se despidió de Christian dándole un beso en los labios, profundo, como si fuera la última vez que se vieran.  Desde la bronca con su marido, andaba con pies de plomo, por temor a que él descubriese todo.

Cuando metió la llave en la cerradura, notó algo en el ambiente que la extrañó, y el corazón le dio un vuelco. En la sala en la que habitualmente veían la televisión, se encontraba Linc con una copa en la mano y la botella de whisky medio vacía.  Algo presagió , y no era bueno.

El, pausadamente, se levantó del asiento y fue a su encuentro.  Ella permanecía clavada en el suelo, no podía moverse.  Un mal presentimiento la estaba invadiendo.  Le alarmaba la calma, que aparentemente su marido demostraba.  Trabajaba  su imaginación a marchas forzadas, buscando una justificación a su llegada a casa, pero sabía que no la tenía y esperaba que de un momento a otro, estallase una nueva bronca, pero esta vez sería mucho mayor.

Cuando Lincoln estaba a su altura, levantó la mano y le asestó un bofetón tan fuerte, que la derribo al  suelo, al tiempo que la llamaba puta.  La agarró fuertemente de un brazo, la levanto , y con toda la furia que sentía la golpeaba una y otra vez.  La dio un puñetazo en la cara que la desencajó la mandíbula. La agarraba fuertemente de uno de sus brazos, lanzándola contra los muebles. La pegaba sin cesar, sin consideración alguna, hasta que perdido el  conocimiento y entonces  paró de darla golpes.  Llamó a una ambulancia para que se la llevaran a una clínica.

Como era un hombre adinerado y conocido en la ciudad por sus negocios madereros, lo que contó a la policía es que cuando llegó a su casa de un viaje que había realizado, se la encontró así y todos los muebles tirados por el suelo.

- ¿ Ha visto si le falta algo de valor ? Ya sabe... puede tratarse de un robo

- Agente, comprenderá que al encontrar así a mi mujer, en lo que menos he pensado ha sido en mirar si faltaban joyas, dinero, en fin ...  No lo sé, francamente, no he mirado.  Y ahora si me perdona, deseo hablar con los médicos.

- Desde luego, señor Lincoln. Abriremos una investigación, no se preocupe

Tuvo que esperar un buen rato hasta que uno de los médicos que atendían a Elena, salió para darle el parte

- ¿ Es usted familiar ?- le preguntó el médico

- Si, soy su marido- respondió Linc

- Bien, señor.  Su mujer tiene múltiples contusiones. Tiene un brazo fracturado, la mandíbula y un fuerte golpe en la cabeza.  La hemos dado un sedante para mantenerla dormida y evitar los dolores. La estamos haciendo radiografías y un Tac. Miraremos a ver si tiene alguna lesión interna,  Está estable, pero grave.  Ha recibido una paliza brutal.  Espero que puedan detener al maldito que la ha agredido de forma tan bestial.

- ¿ Puedo verla ?-preguntó Linc

- Un minuto solamente.   Como le he dicho hay que hacerla pruebas para confirmar que no hayan más lesiones. Véala y después váyase a casa.  Estará en la UVI, al menos hasta mañana.  Si hubiera alguna novedad, nos pondríamos en contacto con usted inmediatamente.  Deje un teléfono en el control, por si acaso

- Pero corre peligro de...

- No, no se preocupe, pero tardará una buena temporada en estar bien

Se despidió del médico cuando éste regreso a la habitación que ocupaba Elena.

Fue noticia en el periódico, y por él se enteró Christian de lo ocurrido.  Hubiera querido acudir al hospital a verla, pero pensaba que era más prudente no hacer acto de presencia en ese momento.  Encontraría un hueco para hacerlo, o bien a través de su madre, ya que trabajaba en el mismo hospital en donde estaba ingresada.

Se sintió culpable.  Estuvieron jugando con fuego desde hacía mucho tiempo, y alguna vez tenían que quemarse, y ocurrió aquella noche.  Lo lamentaba profundamente, a pesar de todo lo ocurrido entre ellos, del tipo de relación que habían tenido. Christian le debía mucho.  Ella no solo había contribuido a su negocio, sino que le había hecho que volviera a ser capaz de ser una persona normal y no la fiera desatada que era de adolescente.  Tendría que tener cuidado para no empeorar más la situación, por ella principalmente.

Elena estuvo ingresada quince días.  Su marido cubrió las apariencias de ser un esposo fiel y cariñoso, mientras estuvo a la vista de todos en el hospital.  .Recibió la visita de Grace, apenada por lo ocurrido a su amiga, pero Christian ni siquiera la llamó por teléfono.  El día que regresó a su casa
Lincoln, la presentó el documento de la demanda de divorcio para que lo firmara, cosa que Elena hizo sin dudar ni un segundo.  Recibiría los bienes correspondientes  en gananciales, ante la reticencia de Linc, que se negaba a costearla una vida de millonaria, después de haberle puesto los cuernos.

Estaba rabioso, pero la ley le obligaba y la presión de ella con la amenaza de denunciarle, si no la daba lo que correspondía.  Y Elena obtuvo un buen pellizco de los bienes de su marido.  El hizo las maletas y salió esa misma tarde de su casa, y en años no volvería a saber de él.

Fue ella, la que llamó a Christian una vez el marido se marchó  de su casa y de su vida.

- ¿ Le has denunciado ? - le preguntó Christian - No quise ir a visitarte, ni siquiera preguntar por ti, por no complicarte más las cosas.  Todo esto ha sido culpa mía, y nunca me lo perdonaré

- No Christian.  No ha sido culpa tuya.  Los dos lo quisimos así, y por fin estoy liberada de ese pedazo de animal, aunque me haya dejado hecha un guiñapo.  Y gracias a que no le he denunciado he podido agarrarle bien, porque se negaba a darme ni un centavo

-Tenemos que dejarlo, Elena.  Esto no puede seguir asi. Seguiremos viéndonos de vez en cuando, pero simplemente como amigos. Me pesará el resto de mi vida esa agresión

- Pero Christian, ahora somos libres

- No Elena. La verdad es que nunca debimos hacerlo, pero ya no hay vuelta atrás. Sabes que cuando tomo una decisión la llevo hasta el final, y ésta la he pensado muy bien.  No obstante, cuando te hayas recuperado, tenemos que hablar.  Deseo plantearte un negocio.  Me has ayudado mucho y te lo debo.  Quiero compensarte por ello y por ésto que te he provocado, aunque no lo deseara.

-¿ Qué negocio quieres plantearme?- dijo ella intrigada

- Deseo seamos socios.  Te gusta la peluquería, bien, pues montaremos un salón de belleza de gran altura. Tu serás quién esté al cargo de todo. Elegirás personal, dirigirás la instalación, en fin, te harás cargo de todo.. Yo aportaré el capital para montarlo.  Deseo que cumplas tu sueño y que de ahora en adelante no tengas que pedir permiso a nadie para usar tu dinero.

-¿ Me lo estás proponiendo en serio ?

-¿ Cuando digo una cosa que no esté pensando en hacerla?  Cuando estés bien, buscaremos local por una zona de alto nivel adquisitivo.  Haremos todo lo que las mujeres hacéis para embelleceros, todo absolutamente todo lo más moderno en cosmética.  Los profesionales serán de primerísima categoría. En fin lo que se dice de altísimo nivel. Y ahora tengo que dejarte,. Hay unos señores esperándome para hacer un buen negocio.  Cuídate Elena.  Trataré de verte, pero no quiero comprometerte.  No respondo de la actuación de ese tipo si se entera que soy yo el que se acostaba contigo

- No te preocupes Christian, ha salido de mi vida definitivamente.

Y de esa forma llegaron a ser socios de un negocio, que con acierto ella  impulsó.








Autora: 1996rosafermu. Basado en la novela de E.L.James Cincuenta sombras de Grey
Fotografías: Archivo de 1996rosafermu

miércoles, 2 de diciembre de 2015

LA TRANSFORMACIÓN - Capítulo 6


Y en la academia que Elena le había indicado, aprendió y supo lo que era el poder. El manejar las situaciones a su antojo, cuando él quería y como  quería. Se sintió dueño absoluto de su vida. Nunca había conocido la sensación de tener en sus manos el poder y el respeto de cuantos le rodeaban.

Acudía a ella dos veces por semana cuando su tiempo libre se lo permitía. Allí contrataba a chicas con sus mismas afinidades.  Pronto se hizo con la situación. Por fín había dado con lo que realmente necesitaba y deseaba.  En breve dejaría de depender de Elena, y sería ella la que estuviera bajo sus órdenes.  Ella, cada vez que tenían relaciones sexuales, le daba encantada su aprobación. Había dejado de ser el chico adolescente inexperto. Aprendía rápido y bastante satisfactoriamente.  No sólo en su complexión física parecía mayor de lo que en realidad le correspondía por edad.  Se había centrado durante tres largos años, y pronto demostraría a sus padres que era capaz de desenvolverse por si mismo. Su actitud cambió radicalmente. Ya no organizaba peleas con sus compañeros. Bien es cierto que tampoco tenía amigos. No los necesitaba. Le bastaba con ver el rostro feliz de su madre y la tranquilidad de su padre. Se llevaba bien con sus hermanos, pero absolutamente nadie sabía a qué se debía el gran cambio experimentado en su vida. Todos lo achacaron a que ya era mayor y a punto de entrar en la universidad. Esperaban que allí se echara amigos, y quizá con algo de suerte, conociera a alguna chica que le enamorara. Con Elena se veía poco, y ambos ocultaban su relación.  Ningún descuido. No se lo podían permitir, porque no sólo, si algo se descubría sería su relación la que saliera a la luz,  sino lo tormentosa vida de ella . Aprovechaban que Linc estaba fuera para encontrarse , siempre por separado, en su lugar secreto. No se lo jugaban.

Allí se sentían libres. Actuaban como ellos querían. Seguía siendo salvaje, pero con la diferencia de que era Christian quién dirigía todo y Elena la complaciente amante. El placer de ambos se mantenía en auge  cada vez que se veían y  utilizaban distintos juguetes para darse placer mutuamente.

En los espacios en que descansaban, después de sexo duro, tumbados en la cama y abrazados, cada uno de ellos, hacía confidencias al otro. Con ella, no tenía que fingir. No la ocultaba nada, y atendía atento los consejos que le daba. Ella se encargaba de recordarle de vez en cuando, que por su influencia, iba por  el buen camino, abandonando las peleas y la bebida en la que se estaba iniciando cuando se hicieron amantes.

Christian no sabía si aquello que sentía por ella, era enamoramiento o simplemente estaba seducido por sus encantos. El sexo con ella era salvaje ¿ sería lo mismo en todas las parejas? No había conocido a otra mujer para poder comparar. Le tenía totalmente para ella sola. No le había tentado ninguna chica de la universidad, en la que había comenzado un año atrás. Charlaba con ellas amigablemente, como compañeros, pero ninguna cita, ningún beso robado, ni nada más allá del compañerismo. Tampoco tenía mucho interés en cambiar las cosas. Elena era todo su objetivo. No había nada que él no hiciera por ella. Era casi una obsesión, pero todo lo achacaba al sexo, y no al amor.

Hacía el segundo año de económicas y al mismo tiempo ciencias políticas. Era un alumno con una extraordinaria inteligencia, pero se aburría mortalmente en las clases universitarias. No terminaba de encajar allí. Tenía ambiciones, y las quería conseguir ya, y para ello maduraba en su cabeza un plan: dejar los estudios y emprender algún negocio. Había cumplido veinte años y se sentía capacitado para ello.

Decidido, una noche mientras cenaban, toda la familia reunida, planteó el tema.. Las voces de Carrick retumbaron en toda la casa. Era un hombre difícilmente alterable, pero al escuchar lo que su hijo le planteaba, no pudo por menos que enfurecerse

- Esta conversación se ha terminado - dijo dando un puñetazo en la mesa, que hizo saltar los cubiertos-. ¿ Sabes la locura que acabas de decir? Ahora, cuando tu vida se ha encarrilado, se te ocurre  tamaño disparate. Lo entendería si tu inteligencia fuera más limitada, o no te gustase lo que has elegido. Porque fuiste tú quién eligió esa carrera, y tu inteligencia es más que brillante. No, no y no.  Seguirás estudiando hasta que la termines. No hay más que hablar

Grace miraba atónita a su marido y a Christian. Lejos de estar enfurecido, el muchacho esperaba paciente a que su padre terminara de hablar, y cuando lo hizo, con toda la calma del mundo explicó

- Papá, no te exaltes de esa manera porque es inútil. He tomado mi decisión y cuando termine el curso, terminaré mi carrera universitaria. Escucha por favor lo que he planeado. Comenzaré con un negocio pequeño, pero confío en que pueda hacerlo mayor. No inmediatamente, por supuesto, pero si me ayudas, llegarás a estar orgulloso de mi

- Estamos orgullosos de ti - interrumpió Grace que ante una mirada de Carrick, guardó silencio
- Christian, te he dicho que terminarás la carrera. Si no lo haces, sintiéndolo mucho no tendrás nuestra ayuda. Si decides cometer la locura que nos has anunciado, tendrás que valértelas por ti mismo, porque yo no te daré ni un centavo. Que lo sepas. Si quieres ser independiente, empieza por serlo en todo
-¡ Carrick ! ¿ cómo puedes decir eso ? - exclamó furiosa Grace
- Es por tu bien, aunque ahora no lo veas claro. Pero quiero que mis hijos terminen sus estudios y que no dependan de sus padres para abrirse camino en la vida. ¿ Ha quedado claro ? pues bien doy por terminada la conversación
- De acuerdo - replicó Christian - Pero que lo sepas, este curso será el último. Y no te preocupes, me las arreglaré. Y ahora, sigamos la cena en paz

Tanto sus padres como sus hermanos, le miraban atónitos. Hasta no hace mucho tiempo, esa conversación hubiera sido motivo de un disgusto, y sin embargo ahora, con toda la calma del mundo proseguía partiendo su entrecot, como si tal cosa.

Sin embargo en la soledad de su habitación, repasaba dolorido la actitud de su padre, que comprendía, pero que no compartía. Allí no podía comentarlo con ninguno de ellos. Ni con Grace, porque compartía el criterio de Carrick. Ni con Elliot porque era de la opinión de ellos, ni con Mia, que por su juventud no sabía qué aconsejarle. Y su pensamiento voló hacia Elena. Ella le conocía bien y seguro que le apoyaría. Hablaría con ella, para despejar sus dudas y buscaría un trabajo para reunir algo de dinero y comenzar lo que tenía en mente.

Se reunieron a mediodía . No era extraño que les vieran juntos en un restaurante. Se trataba del hijo de unos amigos. Si acaso Linc se enteraba, eso le diría. Christian la contó lo que había hablado con sus padres, y la negativa de ellos a ayudarle. La dijo que buscaría un trabajo y ahorraría dinero, y cuando tuviera cierta cantidad emprendería un negocio. Comenzaría con tecnología. Conocía a un chico de la universidad que era un cerebrito. Había hablado con él, y estaba de acuerdo. En cuanto pudieran emprenderían el negocio.

Elena le escuchaba atentamente, y cuando Christian terminó le dijo rotunda algo que él no esperaba, y ni siquiera se le había pasado por la imaginación

- ¿ Cuanto dinero necesitarás para comenzar? - le dijo pausadamente
- Yo calculo que unos cincuenta mil dólares- respondió Christian
- Muy bien. Yo te prestaré cien mil. Cuando lo hayas puesto en marcha y comiences a ganar dinero, ya me los devolverás
- ¿ Me lo dices en serio ? ¿ Dispones de esa cantidad ?
- Por supuesto. Es tanto mio como de mi marido. Así que si lo tengo. Sólo habré de buscar una excusa para justificarlo. El sabe que me encanta la peluquería. Le diré que voy a poner una y que necesito el dinero para la fianza e instalación del local
- ¿ Vas a ponerlo de verdad?
-Naturalmente que no. Es una excusa
- Pero si pasado el tiempo ¿ no la pones ?
- Ya se me ocurrirá algo.¿ Para cuándo lo necesitas?
- Primero terminaré este curso. Sólo faltan tres meses. Cuando termine, me despediré de la universidad.
- Muy bien. Cuenta con ello

Y el tiempo siguió su curso, y con ello el final de estudios y de la universidad. Pero comenzaba algo nuevo para él que cambiaría su vida, y la de Elena.








Autora:  1996rosafermu, basado en la novela de E.L. James Cincuenta sombras de Grey
Fotografías: Archivo de 1996rosafermu