Los pensamientos de Grey

Los pensamientos de Grey
Relato basado en la trilogía de E.L. Jmes, Cincuenta Sombras de Grey , por 1996rosafermu

lunes, 30 de noviembre de 2015

LA TRANSFORMACIÓN - Capítulo 4

Cuando fué la hora, recogio sus bártulos.  No pensaba volver al día siguiente; el no era el juguete de nadie.  Se despidió de Ruth con un simple "hasta mañana".  No tenía ganas de encerrarse en casa y decidió dar una vuelta por ver si encontraba a sus amigos.  Hacía días que no les veia, aunque la verdad es que no les había echado de menos. Todos sus pensamientos los ocupaba un sólo rostro, un sólo cuerpo, y una sola escena: su primer sexo con una mujer.

La sola idea de su rompimiento, le enfurecía aún más. Llegó hasta el solar en donde se reunia la pandilla, y efectivamente, allí estaban.  Tras los saludos de rigor, les informó del porqué no había acudido los días anteriores

- Tengo curro. Un curro de mierda, pero eso me va a permitir tener una tregua con mi familia, bueno con mi madre, porque mi padre está de viaje y mis hermanos en el campamento.  El mismo campamento al que yo debía acudir, y doy gracias al cielo de que eso no ocurrió. Me jorobaba tener que conocer caras nuevas.
- Bien hecho Chris. Y ahora tómate un trago con nosotros. Oye, espero que cuando te paguen nos des un homenaje, que para eso somos tus colegas
-Eso está hecho, y ahora me tengo que ir.  Estoy muy, muy cansado.  El trabajo es duro y pesado. 

Apuró un trago de la botella y se despidió de la pandilla que le vitoreó hasta desaparecer de su vista.  No tenía prisa por llegar a casa.  Estaba de mal humor, y no quería que su madre lo notara. Ella no. Adoraba a Grace y haría cualquier cosa por evitarla un disgusto.  Cuando llegó, aún no había regresado del hospital.  Subió a su habitación, se ducho y se puso ropa limpia.  La ducha fué larga.  Esperaba que eso le aliviará la tensión que tenía, pero no lo consiguió del todo.

Aguardó a que llegara Grace en el salón de la televisión. Puso un programa al azar y se quedó mirando la pantalla fijamente, sin verla.  No hacía más que dar vueltas a si dejaba de acudir a casa de ella o por el contrario acudiría por ver si le daba algún tipo de explicaciones

- Pero tu eres medio gili. ¿ Crees, acaso, que ella te va a decir por qué ha salido con su marido? Chaval, no te debe nada.  Está casada y tú ni siquiera eres su amante.  No eres nada. Sólo una aventura que surgió, quizá porque ella tenía ganas y Linc no la complacía. Entérate, sólo ha sido un polvo y nada más.- Se repetía una y otra vez.

Al fin llegó su madre, se saludaron y al cabo de un rato, mientras le contaba las incidencias,  una del hospital, y el otro de su rudo trabajo, se sentaron a cenar.  Christian no sabía cómo romper el silencio.  No deseaba que trascendiera su malhumor, y a pesar de que lo sabía le preguntó a Grace cuándo llegaba el resto de la familia.

- Papá estará aquí en un día o dos a lo sumo, y tus heramanos en una semana más o menos.

Cosa rara en él, no sentía apetito, así que cubrió el expediente y besando en la frente a su madre, se despidió de ella.  Se acostaría inmediatamente

- ¿ Te ocurre algo, Christian ? - le preguntó Grace
- No ¿ por qué lo dices?
- Te vero muy raro. A penas has comido y estás muy callado. Al contrario que ayer que estabas eufórico
- No me pasa nada, mamá.  Estoy cansado, nada más
- Está bien, hijo. Ve y acuéstate. Que descanses cariño
- Tú también mamá. Hasta mañana.

Se metió en la cama, y antes de apagar la luz, dirigió una mirada, como hacia siempre, hacía el panel que tenía encima de su escritorio.  Allí tenía una pequeña fotografía de su madre biológica, la única que poseía de ella. En silencio día tras día, le daba las buenas noches. Giró su cuerpo mirando en otra dirección y cerró los ojos tratando de que el sueño le invadiera rápidamente.

Se desvelaba con facilidad. Soñaba con miles de cosas que no recordaba, pero sabía que se mezclaban cosas incoherentes con el rostro de Elena.  Apuntaban las primeras luces del día, cuando harto de dar vueltas en la cama decidió levantarse.  Miró el reloj y comprobó la hora.  Demasiado temprano.  Su madre dormía y no quería hacer ruido para no despertarla. Encendió la lamparita de su mesilla y cogió un libro por ver si la lectura le distraía.  Pero no fue así.  No podía concentrarse y entonces supo lo que tenía que hacer para calmar la zozobra: volvería a su casa.  Ella había dicho que tenían que hablar, pues bien escucharía lo que tenía que decirle y entonces sabria qué hacer.

Una vez tomada esa decisión, algo inusitado le ocurrió: su recelo se había disipado con el simple hecho de tener oportunidad de volverla a ver. Era eso lo que le tenía alterado, el saber que no volvería a verla ¿ Qué le ocurría, qué le había hecho para tener ese desasosiego? ¿ Acaso era amor eso que sentía o simplemente lo que le unía a Elena era el sexo, esa clase de sexo que ella le había mostrado?

Se levantó, se duchó y algo que hacía tiempo había dejado de lado: se volvió a perfumar el cuerpo. Se peinó el rebelde cabello, y con la mejor de sus sonrisas bajó a desayunar.  Grace ya tenía las tortitas preparadas en espera de que él bajara y le acompañara en el desayuno.  Estaba excitado, nervioso. Sabía la causa.  Su madre pensó que había descansado bien y por eso estaba contento.

Cuando llegó a casa de los Lincoln, sólo Ruth estaba levantada, así que se dirigió hacia su lugar de trabajo, se cambió de ropa y comenzó a transportar los escombros.

- Maldito Lincoln.  Podía haber contratado la reforma mejor. No me importa trabajar, pero  ésto es demasiado.  Si no fuera por lo que es, anda que iba a estar yo aquí limpiándole la casa. ¡ Ja !

 La mañana pasaba y ella aún no había aparecido. Hasta que una vez,  la vio en la puerta de la cocina.  Acababa de levantarse. Cubría su cuerpo con una suave bata de seda, como era su costumbre. Mordisqueaba una tostada de una forma tan sensual, que Christian tuvo que tragar saliva..  Con la mejor de sus sonrisas, se dirigió hacia donde estaba el muchacho.

- Buenos dias
- Buenos días señora
- Ayer no te vi - dijo insinuante
-Lo sé- la respondió lacónico
-Te dije el otro día que tenemos que hablar. Aguardaré a que todo esté despejado y charlaremos tranquilamente. Tengo algo que decirte
-Que no vuelva más ¿ es eso?
- ¿ Por qué lo piensas ? No, en absoluto, sino todo lo contrario. Pero habrás de aguardar hasta que mi marido se vaya y Ruth también. Ten paciencia.  Seguro que va a gustarte.

Y contoneándose, segura de que él la miraba, se dirigió hacia la casa.








Autora: 1996rosafermu ( Basado en la novela de E L James Cincuenta sombras de Grey )
Fotografías:  Archivo de 1996rosafermu

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